- ¿Qué enseñanza recoge del arte paleolítico?

-Me interesa mucho como manifestación humana, como algo muy anterior a la visión que hoy tenemos del arte. Me interesa como la respuesta de unos seres humanos ante algo que no comprenden, que les desborda. La función de ese arte era entre mágica y religiosa. Una forma de subsistencia.

- ¿Subsistencia física pero es de suponer que también psíquica?

-Por supuesto. Aquellas gentes no entendían por qué salía el sol cada mañana. El arte era un medio para aplacar a fuerzas superiores, y ese arte conlleva la existencia de algún tipo de ritual.

Luis Fega (Piantón, Vegadeo, 1952), artista plástico, lleva más de cuarenta años en posición bien visible dentro del arte contemporáneo. Una decena de participaciones en Arco y presencia en galerías de primera línea como Edurne, Raquel Ponce o May Moré, sin olvidar a la asturiana Cornión. Fega prologa el libro "Llonín, la cueva de los cielos rojos", quinta entrega del coleccionable de LA NUEVA ESPAÑA "El legado del arte rupestre asturiano", que llegará a los lectores este próximo fin de semana.

- Cuánta maestría sobre la piedra, un soporte que no es fácil.

-Hay un gran oficio, que sorprende. No quedaron pruebas de tanteos anteriores ni sabemos cuánto se tardó en llegar a ese dominio del dibujo. Los antropomorfos son más torpes, pero por una razón que yo intuyo: para ellos era más importante el animal que la persona. En el Renacimiento, tras una época oscura, cuando la razón se impuso a la revelación, hay un despegue sorprendente y el hombre se convirtió en el centro del universo. El hombre central, como medida de todo. Y antes había pasado en Grecia. El hombre vuelve la mirada a sí mismo. En el Paleolítico no fue así. Representaban bien lo que les interesaba más.

- ¿Se dibuja y graba por pura necesidad vital?

-Pero es que seguimos haciéndolo, los artistas somos un grupo que para mucha gente no cuenta nada. ¿Cuál es la razón para seguir en esto? Simplemente, la necesidad íntima de crear. No sabemos mucho más que los artistas del Paleolítico, se dice que solo el 5 por ciento de lo que existe en el Universo es lo que conocemos. El resto, materia oscura, intangible. Se sabe que está ahí, pero nada más. El arte sigue siendo un medio para cubrir espacios de misterio, un medio para tratar de contestar a las preguntas de toda la vida. Hacemos lo mismo que los primitivos.

- Compartimos miedos.

-Exactamente los mismos, y mucho desconocimiento. Los seres racionales somos universo, no podemos saber lo que es porque solo somos parte de él. Formamos parte del problema, para resolverlo hay que estar fuera de él. No hay posibilidad de una observación objetiva. Por lo tanto, seguimos también con los mismos problemas.

- ¿Con qué actitud hay que acercarse al arte rupestre?

-Pienso que hay que dejar a la obra desposeída de tanto rollo. Se trata de despojar para poder ver la obra pura. A veces los artistas parecemos sociólogos y científicos. El arte paleolítico es puro, fuerte y esencial. Ese bisonte perfectamente plasmado con cuatro líneas lo podía hacer Picasso, que era un dibujante impresionante, y pocos más. Es inaudita la capacidad de acoplar imágenes al volumen de la roca, y hacerlo medio a oscuras. Y no tenían escuelas de Bellas Artes. Y me asombra la capacidad de observación. Eran muy buenos, capaces de transmitir sensaciones con un carbón, sin pinceles de lujo. Un artista, cuando tiene algo que decir, no necesita el pincel de lujo.

- La pregunta común: viaje en el tiempo, póngase al lado del artista del Paleolítico y pregúntele algo. Anímese.

-Por pura curiosidad, le preguntaría por qué hace usted esto. Y le explicaría que es una pregunta que nos la llevamos haciendo los humanos desde hace cientos de años. La finalidad del arte no es práctica. El que se mete en arte como medio de vida lo lleva mal. Hay gente que pasa necesidades y no ceja en este mundillo artístico. ¿Por qué?

- Eso. ¿Por qué?

-Supongo que no hay solo una causa. La vida es un misterio insondable, mires por donde mires. Un ser humano, con trillones de células conectadas, es en sí mismo algo mágico. Todo es milagroso, todo está ahí, pero no sabemos por qué las cosas son como son, funcionan como funcionan.

- Visite usted cien cuevas con arte paleolítico y no encontrará una sola figura igual que otra. Obras de autor.

-En el arte paleolítico no se repite, no se copia. El arte es libertad, es un fluir. La mente muchas veces actúa como freno y eso no es bueno porque se produce cierto acartonamiento. El gran momento se produce cuando la mano se mueve sola; ese es el objetivo, hacer posible que la mano piense. Dejarse ir.

- La cierva punteada de Llonín. Ahí están los impresionistas, con doscientos siglos de adelanto.

-En el arte paleolítico también hubo roturas. Hacer aportaciones nuevas, sea cual sea el contexto histórico, cuesta mucho. Sospecho que al primero que en algún lugar hace más de veinte mil años convirtió la línea en puntos sucesivos lo mirarían mal, porque los seres humanos toleramos difícilmente la diferencia. Sería un extraño artista del Paleolítico.

- Quizá fue capaz de explicárselo a los demás miembros del clan.

-Pero las palabras no te ayudan a entender el arte. En el fondo, en el arte no hay nada que entender, no hay nada que explicar.