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Asturias abre la puerta a recuperar la potencia agraria de las periferias urbanas

Jaime Izquierdo articula un plan piloto para revitalizar los entornos de las ciudades como focos productivos l El proyecto, diseñado para Oviedo, encajaría con otros en proceso, como el polo agroindustrial de Bueño

Oviedo visto desde el Naranco. LUISMA MURIAS

A veces, en el Campo San Francisco "se siega sobre lo segado", en los jardines urbanos hay macizos de flores impecables y setos esculpidos en las rotondas mientras extramuros de la ciudad, a diez minutos del centro, el matorral crece y se acerca por la periferia. El abierto desequilibrio entre la gestión intensiva de la zona verde interna y el desinterés por el abandono del cinturón natural externo es uno de los puntos de partida de un proyecto para recuperar "algo que sabíamos, pero se nos olvidó". Que las periferias rurales de proximidad fueron focos "de suministro a la ciudad" y que las pequeñas estructuras de "casería" que lo hacían posible "están todavía ahí. Conviviendo con chalets, pero están ahí". Jaime Izquierdo, comisionado para el reto demográfico del Principado y estudioso de los modelos del desarrollo rural, se ha propuesto intentar resolver el contraste y devolver el brillo agroecológico a los entornos periurbanos, revertir "esa desconsideración de la ciudad hacia el campo inmediato" y reprogramar sus estructuras y su paisaje para volver a darle un futuro agrario, productivo, "agropolitano".

Sería la "jardinería campesina", ahora arrumbada pero seguramente compatible y más rentable que la escultura casi versallesca de las rotondas. Tiene Izquierdo diseñado un plan piloto que sistematiza una tentativa de recuperación de la capacidad productiva de los entornos inmediatos de las grandes urbes conforme a un modelo que no olvidaría la función recreativa y daría respuesta a la configuración peculiar del área central asturiana, policéntrica y discontinua, con las ciudades repartidas entre prados.

Perdido en el tiempo el recuerdo del viejo esplendor agropecuario de las periferias, matorralizado un alrededor por donde crece y avanza la maleza y la fauna salvaje, el proyecto de cambio delineado por Izquierdo toma tierra en Oviedo -está desarrollado en su libro "La ciudad agropolitana, la aldea cosmopolita"-, pero su base filosófica nace ampliable, reproducible y adaptable a las ciudades de los otros hitos del eje urbano asturiano. El pasado viernes, de hecho, en un encuentro con el director general de Urbanismo del Ayuntamiento de Gijón, el Comisionado quiso empezar a trazar las bases de una propuesta adaptada a las peculiaridades periurbanas de la ciudad. Ha habido además conversaciones con la corporación municipal de Avilés y hasta podrían encajar algunos proyectos vinculados que ya han avanzado, como el polígono agroindustrial de la vega de Bueño (Ribera de Arriba), una iniciativa que ya ha recorrido algunos trechos de la tramitación, que ha sido consensuada en su detalles esenciales entre el Ayuntamiento y la Consejería de Infraestructuras y aprobada hace ya más de año y medio por el Gobierno del Principado con el propósito de implantar en la fértil ribera del Nalón un modelo pionero de área de producción específicamente consagrada a los recursos agrarios.

Los cimientos están puestos, pues. Jaime Izquierdo ha desarrollado con detalle la base teórica de su propuesta para la revitalización del medio rural periurbano tomando como base Oviedo y su entorno próximo montañoso, reconectándolo con su pasado y con unas funciones que en el presente lo vincularían a la producción de alimentos, la generación de empleo y la recuperación productiva del paisaje. En la línea ideal de llegada hay un entorno nuevo en el que se ponen a producir parcelas ahora dormidas, baldías o poco rentables, tomadas por el eucalipto o la maleza, y tal vez se instalan a su alrededor iniciativas que compatibilicen el valor alimenticio y productivo con el recreativo. En el horizonte de la nueva periferia urbana el Comisionado ve arboleda autóctona, plantaciones de cereal que imitan a las de antaño y hasta "rebaños concejiles", municipales. "¿No tienen los ayuntamientos ya rebaños de patos en los parques?", se justifica Izquierdo. Es su forma de "quitar hueco" al jabalí, cuya presencia a las puertas de las ciudades "es el síntoma de una patología del territorio, que es el abandono".

En el monte Naranco, concebido por historia y configuración como espacio prototípico de la puesta en práctica del plan piloto, se mencionan las posibilidades de la finca de El Pevidal, que podría allanar uno de los problemas, el de la propiedad, porque pertenece al Principado, y donde la anterior corporación municipal de Oviedo ya proponía "un centro agrícola y ecológico" que quedó pendiente de casi todo lo que había que hacer para pasarlo del papel al territorio.

El trayecto hacia el futuro ideal de la periferia urbana reaprovechada se plantea para el largo plazo, en varias fases y empezando por la necesidad de elaborar un inventario de fincas y propiedades, con contacto con los dueños y una intención de organizar cesiones sin pérdidas de propiedad ni modificación del tamaño de los terrenos. Se explorarían después las posibilidades y la potencialidad de cada zona, siempre conforme a un plan para el que Izquierdo sugiere el diseño de unidades funcionales de gestión, o en su nomenclatura "de concertación parcelaria" -habla de tres en el Naranco y los montes de Olloniego y Caces y de otras siete en La Corredoria, San Claudio, Colloto, Tudela-Veguín, la Manjoya, Las Caldas y Trubia- y de una mezcla de usos agropecuarios tradicionales, de plantaciones y rebaños, con sendas o restaurantes asociados. Para ello, comprende el Comisionado, va a hacer falta acuerdo político y consenso social, hacer confluentes a tres bandas las pretensiones de la sociedad civil rural, "que debe empezar a tener conciencia del valor de lo suyo"; los ayuntamientos, "que deben pensar que una de las claves de la sostenibilidad de la ciudad no es la ciudad en sí misma, sino la forma en que se relaciona con el campo", y el Gobierno regional, "que tiene instrumentos de otra escala para participar".

Así, resumiendo, sueña Izquierdo "la ciudad agropolitana del siglo XXI que estrecha su vínculo con el campo para disfrutar de su paisaje y para comérselo".

Si no en el mecanismo, ni en las fórmulas de propiedad sí encajan en la filosofía algunos proyectos de aprovechamiento agrario que ya han dado algunos pasos al frente. El polo agroindustrial de Bueño, nacido para ordenar la aspiración de la vega del Nalón a volver a ser lo que fue, una de las despensas de Oviedo, tiene encarrilada desde finales de 2018 la tramitación administrativa. Es un plan pionero de aprovechamiento de la proverbial fertilidad de los suelos de vega mediante la promoción de un área aproximada de 58 hectáreas de suelo fecundo y bien comunicado para la producción agraria intensiva que puede crecer hasta las 180 y cuenta con el interés de lanzamiento ejecutado desde el Ayuntamiento de Ribera de Arriba y la aprobación del Gobierno del Principado, que dio luz verde a la operación a finales de la pasada legislatura. Se pensó en el auxilio de la Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo (Sogepsa) para el desarrollo de un plan que pasaría los terrenos a propiedad municipal priorizando el acuerdo con los propietarios que lo son en general de pequeñas parcelas. Falta el impulso final, pero ya había empresas interesadas en invertir, aprecio por las condiciones del terreno para diferentes cultivos y hasta un proyecto para emplazar entre Bueño y Ferreros una zona donde centralizar la manipulación y distribución de la producción.

Es un ejemplo de proyecto complementario en la teoría de un plan general de aprovechamiento que el comisionado para el reto demográfico acaba de presentar también en Gijón. Habría que adaptarlo a la configuración distinta, menos accidentada, de una periferia urbana que tiene, al decir de Jaime Izquierdo, "bastante bien inventariado el catálogo de fincas rústicas de propiedad municipal" y dispone de "otro elemento fundamental en la cooperativa de agricultores de Gijón", señal de fuerza organizativa como gremio. En Avilés, otras conversaciones análogas sondearon la misma disposición respecto a una zona periurbana diferente, la de un concejo muy urbano donde "toda la ruralidad es la de sus municipios vecinos", lo que obligaría a establecer otro modelo de relación que implicaría a varios ayuntamientos.

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