La composición química del agua del mar ha experimentado en la era moderna variaciones equivalentes a las de los últimos veinte millones de años. El descubrimiento, resultado de una investigación liderada por el oceanógrafo langreano Mario Lebrato, altera el dogma que la ciencia tenía asumido sobre la estabilidad de los componentes del medio marino y anuncia un replanteamiento a gran escala del modo en el que se interpretan los océanos en muchas disciplinas científicas. El estudio que sintetiza nueve años de trabajo, 79 expediciones a todos los ecosistemas marinos del mundo y el análisis de más de 1.100 muestras ha sido publicado en la revista científica estadounidense "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS) con unas conclusiones que cambian mediante la observación algunos postulados asumidos hasta ahora por la ciencia.

"Esto va a complicar las cosas de cara a los estudios que necesitan condiciones constantes en los mares, por ejemplo para predecir el clima y los cambios a nivel global", resalta Lebrato. "Estos resultados son un desafío para los físicos y químicos marinos de todo el mundo, pero los avances científicos son así". El oceanógrafo asturiano, que trabaja en la estación científica Bazaruto Center for Scientific Studies (BCSS), que tutela desde Mozambique el primer observatorio marino del Océano Índico, lideró un equipo investigador con integrantes de más de diez países que trabajó en todos los mares del mundo y a todas las profundidades posibles para recoger las muestras.

Sus conclusiones modifican toda la teoría asumida hasta ahora respecto al ciclo temporal de alteraciones de los componentes químicos del mar, principalmente calcio, magnesio y estroncio además de la propia agua, cloruro de sodio, oxígeno y dióxido de carbono. Se asumía hasta ahora que las proporciones de estos elementos, claves para la vida tal y como la conocemos, cambian en escalas de tiempo de millones de años, con una fuerte dependencia del medio ambiente y los organismos. La trascendencia del hallazgo del equipo liderado por Lebrato supone que el dogma de las proporciones constantes en el agua de mar queda roto y obliga a repensar la interpretación del medio marino. "Es una gran novedad para la ciencia encontrar en el mar lo contrario de lo que se ha asumido durante más de cien años", resalta.