Con "muchas ganas". Así afrontaron ayer unos 180 alumnos de Infantil y Primaria del colegio École, en Lugo de Llanera, su primer día de clases presenciales en la era covid: "Estábamos cansados de estar en casa". No se avanzó temario, como ordenó la consejería de Educación a los centros privados, pero sí hubo mucho entrenamiento para combatir al virus. "Lo peor que llevamos es mantener la distancia de seguridad. Nos cuesta, porque estamos acostumbradas a jugar todos juntos", señalaron las alumnas de 6º de Primaria Carlota Fernández, Raquel Álvarez, Carlota Martínez y Paula López. Mañana se estrenarán en las aulas los estudiantes de Secundaria. La directora del École, María Elena Cueva, asegura que ninguna familia le trasladó "ningún miedo" por ser los más madrugadores y empezar el curso antes que en la pública y la concertada. Al contrario, asegura que "lo agradecen".
Asturias será, de hecho, la última comunidad de España en mandar a sus estudiantes a clase tras decidir el Principado retrasar la vuelta a las aulas hasta el día 22 en el caso de Infantil y Primaria y hasta el 28 para Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional. El motivo: hacer pruebas PCR a toda la plantilla y ganar tiempo a los rebrotes. Sin embargo, algunos centros privados, como el École, el Meres, el Palacio de Granda o el Aceimar, no ven motivos para dejar en casa hasta tres semanas más a sus alumnos. En este tiempo, la privada no podrá avanzar materia y así lo vigilará Inspección Educativa. "Ya nos han avisado de que pasarán por aquí", asegura la directora del École.
El centro de Lugo de Llanera aprovechó ayer su primer día de docencia para enseñar a los alumnos las nuevas instalaciones -por ejemplo, un aula al aire libre en Primaria-, insistir en el lavado de manos y el distanciamiento social, y explicar las normas para desplazarse y bajar al patio. En este sentido, María Elena Cueva, explica que, en lugar de escalonar los recreos, que "a nivel organizativo es muy difícil", optaron por sectorizar y ampliar las zonas de juego. "Cada clase tiene un área asignada y no pueden mezclarse. Eso les va a costar sobre todo a alumnos de Secundaria", opina. Los de Primaria llevaron ayer "bastante bien" las nuevas normas de seguridad. Ningún niño se quitó la mascarilla ni se olvidó de bajar al patio su neceser anticovid: una pequeña toalla, gel desinfectante y una mascarilla de repuesto guardada dentro de una bolsa de tela.
"La mascarilla la llevamos bien, lo que nos cuesta un poco más es mantener la distancia", indican Carlota Fernández y Raquel Álvarez, de 11 años. Las dos llegaron al cole "con muchas ganas", al igual que sus compañeras Carlota Martínez y Paula López: "Estábamos deseando volver, ya estábamos cansadas de estar en casa". Para Martínez y López respetar la distancia también será duro. "Acostumbrar nos vamos a acostumbrar, pero no nos va a gustar", apunta Carlota Martínez. "Yo tenía muchas ganas de volver, sobre todo, por ver a mis amigas, aunque me hubiera gustado poder tener más contacto con ellas", apostilla Paula López, que por otro lado ve difícil no compartir material escolar. "Hoy (por ayer), al ser el primer día, a muchos compañeros les faltó material. A unos la goma, a otros el lápiz... Y no pudimos dejarles nada. Tuvo que ser la profesora", agrega.
La de ayer no fue precisamente la vuelta soñada. Nada de besos, pocos abrazos y todos en fila india guardando distancias. "El uso de la mascarilla lo veo fácil. Ninguno hace ademán de quitársela. Hasta creo que lo llevarán mejor que nosotros. En cuanto los padres y el colegio les dicen lo mismo, lo cumplen bien. Lo que será casi un imposible es el distanciamiento, en especial para los más pequeños", comenta la directora, María Elena Cueva. Ayer los de Infantil salieron al recreo sin parcelas. "Vamos a probar estos días a ver cómo responden", aclara.
El centro contará este curso con un total de 360 niños y, según explica la dirección, hubo nuevas matrículas de familias que "escaparon de colegios masificados". Los 34 profesores que forman parte del École dieron negativo en las pruebas PCR, así como el personal del comedor y del transporte escolar. "Eso nos dio tranquilidad, pero ningún padre nos ha planteado ningún miedo. Les hemos informado muy bien y les hemos explicado que estos días no podemos avanzar temario, sino enseñarles qué es un virus y trabajar las medidas del protocolo", concreta María Elena Cueva. Todos los alumnos están obligados a tomarse la temperatura en casa -aunque el colegio lo hace también a la entrada- y a llevar su propio bote de gel hidroalcohólico. "No podemos permitirnos que haya contagios. Si los alumnos no cumplen las medidas, habrá que castigar aunque no nos guste", dice la dirección.
Entre las familias se respira tranquilidad. Daniel Sierra, padre de dos niños en 3 años y 3º de Primaria, asegura que no "hay ningún miedo". "Si está todo preparado, a los niños esto les viene bien para aclimatarse primero. En mi caso, sobre todo, el mayor, que cambió este año de centro. El uso de la mascarilla ya lo ven como algo natural", expresa. Lo mismo manifiesta Paula Muñiz, madre de una niña que ayer se estrenó en 3 años. "Teníamos ganas de que empezase porque necesitaba relacionarse. Lógicamente tenemos nervios, pero confiamos en el colegio. Tenemos respeto pero no miedo. Vemos justo que todos los niños asturianos empiecen el temario a la vez, pero que ya vayan a clase nos ayuda a conciliar", sentencia.
