La homilía pronunciada en la misa del Día de Asturias por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha causado gran revuelo en los ámbitos político y religioso de la región. Sus elogios a Adrián Barbón y sus duras críticas a Pedro Sánchez han cosechado reacciones de todo tipo, reproches y alabanzas. Estas últimas han llegado del sector de la Iglesia de Asturias que algunos denominan "conservador" y, con algunas discrepancias en cuanto a la labor del Ejecutivo autonómico, de los partidos de la derecha, mientras que las desaprobaciones correspondieron a la facción "progresista" del clero asturiano y a las formaciones de izquierdas. La Delegación del Gobierno en Asturias declinó valorar ayer la homilía del Arzobispo.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, que el martes evitó valorar las palabras de Sanz, se refirió a ellas ayer. Resaltó que no es "opinador", frente a quienes buscan "su dosis de fotos permanentemente", una frase en la que hubo quien vio una alusión a Sanz Montes, al que no nombró en ningún momento. Sí se dirigió al Arzobispo cuando salió al paso de sus críticas al Gobierno de España por su "mala gestión" de la pandemia: "Creo que ningún gobierno del mundo, a la hora de adoptar medidas, ha tenido mala intención" y "todos los gobiernos, incluido el que yo presido, hemos cometido lógicos errores como consecuencia del desconocimiento de este virus". Calificó de "valiente" al Gobierno de Pedro Sánchez por declarar el estado de alarma, pues fue "la mejor respuesta" y sin ella "no se hubiese controlado la situación".
La división está en el clero. LA NUEVA ESPAÑA habló ayer con una decena de sacerdotes y ninguno quiso dar su nombre, según uno de ellos, "por miedo al Arzobispo, que no facilita una opinión plural que enriquezca la palabra de la Iglesia". Este cura, como otros varios del sector progresista del clero asturiano, criticó con dureza una homilía que considera "desafortunada", "muy política", "muy reaccionaria" e "impropia del Día de Asturias". En la "homilía más importante del año", Sanz debió abordar asuntos "eclesiales", como "qué hacer con la catequesis" y evitar "el enfrentamiento", opinó esta fuente. Otro integrante del sector progresista añadió que el discurso "politizado" de Sanz "no representa al sesenta por ciento del clero asturiano", con un "presbiterio dividido". Este sacerdote reconoció que es "indigno" hablar desde el anonimato: "Como pastores nos tiene que causar gran vergüenza". Reconoció que si él no da su nombre es "por el autoritarismo" existente en la Iglesia de Asturias en los últimos diez años, en los que "se borró la tradición social de la Iglesia de Asturias y se perdió su memoria histórica".
Entres los sacerdotes partidarios del Arzobispo, varios manifestaron su apoyo a la homilía, porque "nada humano nos es ajeno" y porque tiene "todo el derecho del mundo" de dirigirse a los fieles y señalarles "el camino que aconseja la Iglesia". Hubo, no obstante, quien fue aun más allá que Sanz Montes, al señalar que la gestión de la pandemia de Adrián Barbón "tampoco fue buena, solo regular".
En el PSOE hubo también distintas visiones de las palabras del Arzobispo. Desde quien se declaró "agnóstico" y por lo tanto le da "igual" la homilía de Sanz, porque "en su casa pueda hacer lo que le dé la gana, siempre que sea dentro de la legalidad", hasta el alcalde que señaló: "Lo mismo que yo no doy misa, tampoco me gusta que ellos hagan política", para añadir a continuación que "afortunadamente algunos han dejado de creer en la Iglesia, y ya tienen claro que la vacuna contra el covid nos la dará la ciencia, y no el rezo".
Otro regidor socialista le dio "parte de razón" en el fondo del asunto al Arzobispo, al considerar que el Gobierno español no está gestionando bien la pandemia, si bien cree que le faltó "diplomacia". Añadió, no obstante que a su juicio las homilías deben referirse a "asuntos espirituales", pues no le parece correcto "usar los templos para hacer política".
