Dice el catedrático de Ingeniería Química Mario Díaz que, como en el fútbol, la Universidad debe "no perder las oportunidades, elaborar estrategias a largo plazo, tener ansia de ser los mejores, y colaborar con otras instituciones para ganar todos". El profesor de la Facultad de Química fue el encargado ayer de impartir la lección inaugural del nuevo año académico bajo el título "El infierno, la ingeniería de procesos y el paraíso".

Además de explicar qué es y para qué sirve la ingeniería química, Mario Díaz pidió ver el curso "con optimismo"; o dicho con otras palabras, "ver la rosquilla y no el agujero". Ya entrando en su área del conocimiento, el catedrático de la Universidad de Oviedo comparó el mito de Afrodita con la ingeniería química, porque, al igual que Venus, "tiene una doble genealogía -la química y la ingeniería- y experimenta muchas interacciones y descendientes". Los productos evolucionan, según dijo, y "los movimientos y enfoques sociales influyen cada vez más en las ingenierías". Esa evolución se traduce en "un acercamiento a los procesos científicos, la interdisciplinariedad y la atención al pensamiento crítico". Mario Díaz hizo hincapié en este punto en la creación de redes de colaboración con otros grupos de investigación y en "la necesidad de encontrar aplicaciones", como hizo el fallecido químico Agustín Costa, a quien recordó en su conferencia.

El profesor de Ingeniería Química empezó la charla con una frase pronunciada en el año 1320 por el poeta Dante Alighieri y que arroja algo de luz en medio de la pandemia: "La senda que lleva al paraíso comienza en el infierno".