El pasado mes de agosto fue realmente atípico en lo meteorológico, de locos. A las temperaturas especialmente altas de principios de mes, por encima de los 35 grados, más típicas del Sur y del Levante mediterráneos, siguieron dos episodios de lluvia explosiva en la que se recogió un 80 por ciento más de la precipitación normal, aunque hubo lugares, como Taramundi, donde casi se cuadruplicaron los valores habituales. Por si fuera poco, en los días finales del mes irrumpió una masa de aire polar procedente de latitudes tan altas como Islandia que hizo bajar drásticamente las temperaturas -hasta diez grados las máximas-, y llegó a dejar una buena capa de nieve en la montaña. Agosto fue, por tanto, muy húmedo, y para ser más exactos, fue el octavo más húmedo en sesenta años.

Según el balance de la Agencia Estatal de Meteorología, el pasado agosto fue "muy cálido" en general, salvo en el Suroccidente, la Cordillera, el área central en torno a Oviedo y la comarca avilesina. Las temperaturas subieron la primera semana hasta registrar las más altas del mes, por encima de 35 grados, el día 6. La estación de Camporriondi, en Amieva, alcanzó el máximo, 37,5 grados, seguida de Cuevas de Felechosa, con 36,8, y Carreña de Cabrales, con 36,4. Después, la temperatura descendió hasta situarse cerca de los valores normales de agosto, hasta que los últimos días se produjo una brusca bajada de temperaturas asociada a la irrupción de aire frío del Norte que hizo descender las máximas una media de diez grados entre el día 26 y el día 29.

La insolación estuvo un 12 por ciento por encima de lo normal en el observatorio del aeropuerto de Asturias, con 206 horas de sol registradas, y un 4 por ciento por encima de lo normal en el de Oviedo, con 187 horas de sol registradas. La nota destacada fue la lluvia. En la cordillera suroccidental, donde menos llovió, hubo diez días de precipitaciones. La costa sumó hasta 16 días de lluvia. El primer episodio de precipitaciones, los días 11 y 12, con chubascos de origen tormentoso y abundante actividad eléctrica -solo el día 11 cayeron 1.266 descargas; 2.054 en todo el mes-, dejó precipitaciones en toda la comunidad aunque especialmente abundantes en el tercio occidental. Taramundi registró 77,6 litros por metro cuadrado; Castropol, 68,1, y Oneta, en Villayón, 62,8. En algunos casos, cayeron además con intensidad torrencial, destacando los 12 litros por metros cuadrado en 10 minutos en Castropol, el día 12; los 10 en 10 minutos de Oviedo el día 11, y sobre todo los 19,4 litros por metro cuadrado que cayeron en El Musel (Gijón) el día 11. Sin embargo, fue en el segundo episodio, entre los días 27 y 30 de agosto, cuando una entrada de aire del Norte más propia del invierno, dejó entre el 40 y el 70 por ciento de la precipitación total del mes. Además, cayó la primera nevada en agosto en la Cordillera desde 2017.

En lugares como Ouria (Taramundi), casi se cuadruplicó la precipitación normal de agosto: cayeron 225,8 litros por metros cuadrado, frente a lo normal, 62,3. En Degaña, cayeron 134,8, y en El Musel, 125,2, cuando lo normal es que cayesen 55,6. Y Oviedo dobló la lluvia normal: 103,8, frente a los 56,4 litros considerados normales. Hasta hubo más viento de lo habitual. El viento recorrió 7.726 kilómetros en el observatorio del aeropuerto de Asturias, frente a los 7.017 normales, y Oviedo se registraron 4.631. Este mes de agosto fueron más frecuentes de lo normal los vientos de Oeste y Noroeste. Lo dicho, un agosto loco.