La consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Melania Álvarez, zanjó ayer la polémica en torno a la posibilidad de que se declare el 25 de mayo, fecha del levantamiento de Asturias contra las tropas napoleónicas en 1808, como nueva fiesta de la comunidad. "No hablamos de fiesta, sino de una conmemoración histórica, en respuesta a una demanda social", explicó la portavoz del Gobierno. Álvarez indicó que se trata "de una fecha muy determinada que está en el origen de la bandera de Asturias". Y resaltó que ya "hemos decidido celebrar el 8 de septiembre" como fiesta oficial.

La polémica estalló con las críticas de la izquierda a la presencia de el presidente regional, Adrián Barbón, en la ceremonia religiosa del pasado 8 de septiembre en Covadonga, en la que el arzobispo Jesús Sanz vertió duras críticas al Gobierno de Sánchez. Algunas voces plantearon la necesidad de que la fiesta de Asturias dejase de tener connotaciones religiosas. Desde diversas instancias se viene proponiendo el 25 de mayo, y el presidente Barbón convino en que podría haber algún tipo de conmemoración, sin cambiar el día 8.

La posibilidad de hacer una nueva fiesta regional recibió acerbas críticas de la portavoz del PP, Teresa Mallada, quien pidió al presidente regional "menos samba y más trabajar". El diputado de Podemos Rafael Palacios indicó que el 25 de mayo puede convivir con el 8 de septiembre, y la portavoz de IX-IU, Ángela Vallina, reclamó que el 25 de mayo sea la fiesta oficial, con carácter laico. El portavoz de Foro, Adrián Pumares, compartió la propuesta de Barbón, aunque cree que "ahora hay asuntos bastante más urgentes". La portavoz de Ciudadanos, Susana Fernández, opinó que la propuesta parece "una cortina de humo", una cuestión legítima de plantear pero no en medio de "una crisis brutal". Y el portavoz de Vox, Ignacio Blanco, consideró "apropiado" celebrar el 25 de mayo, aunque cree que la Santina "aporta un mayor sentimiento de pertenencia".