Tras una pelea por dinero, la gijonesa Paz Fernández se cayó primero "de rodillas" y después "hacia atrás" por unas escaleras que le provocaron una herida mortal en la cabeza. Esta es la versión que Javier Ledo, acusado de la muerte de la mujer en febrero de 2018 en su domicilio de Navia, volvió a defender ayer en la primera sesión del juicio con jurado popular que continuará toda esta semana en la Sección Octava de la Audiencia Provincial. Ledo, que solo accedió a responder a las preguntas de su letrado, aportó una versión algo confusa del día de los hechos pero sí se desmarca tajantemente de cualquier tipo de agresión. Niega, por tanto, haber utilizado el rodillo y las piedras que tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares afirman que usó para matar a la mujer en la noche del 13 de febrero. El reo, en prisión preventiva, sí reconoce haber arrojado el cadáver desde un puente de la zona, que aparecería un mes después en el embalse de Arbón. Durante este tiempo, Ledo fingió primero no saber nada del paradero de la víctima -tras su muerte, de hecho, le envió varios mensajes a su móvil preguntando dónde estaba para tener coartada- y después alegó la actual versión de la caída que, no obstante, sí ha modificado levemente en algunos detalles.

El juicio arrancó con un aforo limitado y mamparas protectoras. Ledo se mostró tranquilo escuchando todas las partes de la acusación y solo se movió para ajustar de vez en cuando con las manos esposadas su mascarilla quirúrgica. Anunció que no respondería a ninguna pregunta de Fiscalía y Abogacía del Estados (piden 15 años por homicidio con agravantes de desprecio de género y abuso de superioridad) ni de los dos letrados de la acusación particular -uno representa a la madre y dos hermanas de Paz y, otra, a sus dos hijos, pero ambos piden 25 años por asesinato-, pero sí las cuestiones de su propio letrado, que solicitó primero al jurado "dejar a un lado la presión social y ceñirse a los hechos". "La opinión pública ya ha condenado a Javier por algo que no se puede probar", lamentó.

El acusado explicó que conocía a la víctima y que sabía que "se dedicaba a la prostitución y estaba en chats de internet para tener relaciones sexuales". Lo afirmó así por petición expresa de su letrado, que le preguntó también si había solicitado "algún servicio" -él contestó que sí-, con la aparente idea de intentar demostrar que la relación de Ledo con la fallecida era como "cliente" y no como pareja. Es la versión opuesta a la que manifiestan todas las partes acusatorias, que se aferran a que ambos pasaban tiempo juntos "como una pareja" y en compañía de sus respectivos hijos.

En cuanto al día de los hechos, Ledo explica que Fernández se encontraba en la ciudad porque "tenía a un cliente habitual en la zona al que ella llamaba 'el viejito'", y que había acordado cenar en casa del acusado. Antes, los dos habían estado tomando algo en la pensión en la que se hospedaba ella, y después él se fue a casa a hacer la cena y ella, a tomar algo. Se sabe que Fernández fue a un bar y que jugó a la máquina tragaperras perdiendo alrededor de cien euros, un incidente que le molestó especialmente porque necesitaba el dinero para arreglar su caravana. A partir de aquí, las versiones difieren. La de Ledo asegura que la fallecida le intentó robar un sobre con 400 euros (y que él ya le había dejado otros 100), así que hubo un pequeño forcejeo con el bolso que acabó con Ledo recuperando el sobre y con Fernández yéndose "echando pestes" sobre el acusado. Ayer detalló que, mientras guardaba el dinero, escuchó "un estruendo" y regresó para encontrarse con la gijonesa "de rodillas". "Luego se cayó hacia atrás. Las escaleras tuercen a la izquierda, y cuando bajé ya vi el charco de sangre. Le tomé el pulso y no tenía y yo ya la di por muerta", resumió.

La versión de Fiscalía y el resto de las acusaciones afirman que Ledo golpeó a la mujer con un rodillo o con piedras (se hallaron restos de sangre en ambos objetos, por lo que tampoco descartan que hubiese usado ambos) hasta matarla porque vio que su expareja le estaba mandando mensajes al móvil. Ledo ayer declaró que, al contrario, él ya sabía que Fernández iría a Navia con el varón, por lo que no le molestaba que volviesen a estar juntos. También aseguró que, cuando estaban "forcejeando" por el bolso de ella para recuperar el sobre, ella le empujó y le hizo "caer hacia atrás contra una ventana". Aseguró, incitado por su abogado, que por entonces tenía una férula en una pierna que le impedía moverse correctamente. Es algo que la defensa recordó ayer varias veces para que no parezca plausible la agresión, aunque la acusación lo descarta porque Ledo sí reconoce haber arrojado el cuerpo de Fernández al arroyo.

"Pensé en suicidarme, estuve dando vueltas en el coche hasta que no sé cómo llegué a esa carretera y la tiré al río. Tenía miedo de que me quitasen de ver a mi hijo, que es lo que está pasando", justificó el acusado. Fiscalía, sin embargo, niega esta versión y recordó que el cadáver de la gijonesa estaba "envuelto en mantas y con una bolsa en la cabeza" y que después quemó parte de su ropa, por lo que ve claro la intención de Ledo de deshacerse de pruebas.