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La vuelta al cole más triste y aburrida

"Será raro no poder abrazar a nuestros amigos", cuentan trece alumnos que afrontan el nuevo curso "con muchas ganas", aunque con temor a contagiar a sus abuelos

Mateo Díaz (6.º de Primaria).

-Será una vuelta al cole más aburrida...

- ¿Por qué aburrida?

-Porque no habrá contacto, no podré llevar mis juguetes, tendré que usar la mascarilla todo el rato -y eso es muy molesto-, habrá que lavarse las manos cada cierto tiempo... Pero, bueno, veré a mis amigos, que eso es lo más importante.

Asur Pérez Martínez, ovetense de 8 años, cuenta ya las horas que quedan para regresar a las aulas. La espera este año se le ha hecho especialmente larga: primero el confinamiento y las clases online, luego el verano y, para rematar, un retraso de ocho días lectivos en el inicio del curso. Por fin, el martes empezará 3.º en el colegio La Ería. Como él, un total de 63.929 estudiantes de Infantil y Primaria afrontan el nuevo curso "con muchas ganas", a pesar de la pandemia. Eso sí, todo será "más triste", dicen, porque no habrá contacto ni abrazos. Ninguno tiene miedo al covid, solo "respeto", aunque temen pasarle el "bicho" a los abuelos.

Según datos de la Consejería de Educación, la bajada de la natalidad ha supuesto la pérdida de 1.648 matrículas con respecto al año pasado. Los centros públicos recibirán el martes a 32.510 alumnos de Primaria y a 13.145 de Infantil. La red privada-concertada atenderá, por su parte, a 12.729 niños en Primaria y a 5.545 en Infantil. La reducción de la ratio a 20 escolares por aula en ambas etapas ha generado la creación de 511 aulas covid y la contratación de más de 530 docentes. En concreto, el Principado ha autorizado 295 nuevas aulas en la pública y otras 216 en la concertada. La titular de Educación, Carmen Suárez, mandó ayer un mensaje de "confianza" a las familias: "Confíen en los equipos directivos y en el profesorado; llevamos meses trabajando para organizar un regreso lo más seguro posible". LA NUEVA ESPAÑA recoge en este reportaje el testimonios de trece estudiantes.

Asur Pérez tiene una hermana, Alana, de 6 años, que está como loca por empezar 1.º de Primaria. Coge carrerilla en la entrevista y no calla. "Ya sabemos los nombres de nuestros profes. El mío se llama Juan", cuenta ilusionada. "El gel desinfectante es muy importante", apunta. "En vez de fichas, tendré libros. Y voy a llevar una mochila y un estuche de mayores", continúa diciendo. También se estrenará en 1.º de Primaria Sira Bros García. "Tengo ganas de volver para ver a mis amigos", indica, repitiendo las mismas palabras que su hermana mayor, Noa, de 8 años y que empieza 4.º de Primaria, había pronunciado minutos antes. Noa se imagina un primer día en el colegio de La Ería "bastante raro"; sobre todo, apunta, "por el distanciamiento". "Al virus no le tengo miedo porque sé que no lo voy a coger", afirma sin dudarlo.

Sin embargo, Álvaro Madrigal Gómez, gijonés de 11 años y alumno de 6.º de Primaria del Codema, sí que tiene miedo. "No tengo miedo por mí, sino por contagiar a mis abuelos. En la tele dicen que podemos ser asintomáticos...", puntualiza. Madrigal admite estar "muy nervioso", más que otros años, porque "va a ser todo muy distinto: con mascarilla, con mucha higiene...". Después de la experiencia de enseñanza a distancia que tuvo el curso pasado, el joven tiene claro que como las clases presenciales no hay nada. "Aprender todos juntos es más divertido", opina.

El ovetense Mateo Díaz Piedra, de 11 años y estudiante de 6.º de Primaria en el colegio San Ignacio, espera una vuelta a las aulas "diferente". No obstante, apunta con madurez, "tengo ganas de afrontar este reto". "Lo del distanciamiento lo llevaré bien, porque no solía dar abrazos a mis compañeros. Lo que me fastidia es que a lo mejor no podré jugar al fútbol durante el recreo", señala.

Diego Fernández Fernández, que se enfrenta a 6.º en el colegio La Ería de Oviedo, tiene bien aprendida la lección frente al covid. "Hay que tener mucha precaución con el virus: distancia, lavarse las manos con frecuencia y ponerse la mascarilla", comenta. Fernández es superdotado y ya dice su madre, Tatiana, que busca siempre la perfección. Y, por supuesto, también la buscará frente al covid.

- ¿Dar abrazos, dar besos...?

-¡Eso ya nada! Lo peor que voy a llevar es no poder juntarme con mis amigos y jugar al fútbol. ¡Soy el portero del equipo!

Fernández dice tener "ganas" de volver al cole por ver a los amigos y los profesores y por "recuperar la normalidad". "La espera se me está haciendo bastante pesada", reconoce.

Los mayores -aunque no todos- tendrán que esperar aún más: hasta el lunes 28, que es cuando está fijado el inicio de curso para Secundaria, Bachillerato y FP. No obstante, en la concertada y en la privada son muchos los estudiantes que ya han empezado o empezarán esta semana el curso, aunque sin poder avanzar temario. "Quiero volver a la rutina ya", dice Andrea de la Riva Huerta, de 16 años y en 1.º de Bachillerato. La alumna del IES Montevil de Gijón cree que la reincorporación al instituto será "distinta, triste y más aburrida", pero, agrega, "son medidas que hay que tomar". De la Riva y sus compañeros dan por hecho que terminarán "dando clases online o se cerrará algún aula".

Para Samuel Sherrat Bobes, de 13 años y estudiante de 3.º de la ESO en el colegio Montedeva de Gijón, este curso será "complicado", porque "tenemos que dar rápidamente lo que no dimos el pasado". "No suele pasar que yo me aburra en verano, pero este año sí. Tuvimos casi como un doble verano, porque en las clases online no trabajas igual que en las presenciales. Estoy contento por volver y ver a mis amigos", explica. Sherrat cree que tendrá problemas para entender a los profesores con la mascarilla y que habrá muchos más deberes al haber docencia semipresencial. "Va a haber que espabilar", apostilla.

Raquel Rivas Peña, de 16 años y apunto de empezar 1.º de Bachillerato -lo hará el martes en el colegio Montedeva-, asegura que "las clases online no motivan como las presenciales" y, por eso, tiene ganas de empezar. "El verano se hizo largo. Lo que peor voy a llevar es el distanciamiento; la mascarilla ya me da igual. Supongo que ahora se tendrá que hacer todo con más cuidado y medidas. A ver cómo nos comportamos en los recreos... Tendremos que ponernos nosotros mismos los límites", reflexiona.

Pablo Vaquero, de 15 años y alumno del mismo centro, insiste en la idea de que "apetece" volver a coger los libros. "Como estuvimos con la cuarentena y las clases online, tenemos ganas de volver y recuperar lo de antes aunque del todo sabemos que no va a poder ser por la pandemia", indica. Vaquero opina que las medidas sanitarias se harán "extrañas al principio", sin embargo, "también creo que las interiorizaremos bastante rápido".

Por su parte, María Cuevas Sánchez, de 17 años, se enfrenta este mes a un curso duro: 2.º de Bachillerato. A esa dificultad hay que sumar, comenta, "la incertidumbre de no saber si acabaremos dando clases online otra vez". Cuevas es alumna del San Ignacio y, aunque de forma presencial no empieza hasta el lunes 28, lleva con clases telemáticas desde el día 14. "Ese lunes va a ser raro: ver a la gente después de tanto tiempo y no poder acercarnos ni abrazarlos", dice con pena.

De igual forma, Eva Álvarez Cueva, de 16 años, empieza 2.º de Bachillerato en el Codema de Gijón. "Estamos un poco nerviosos. En nuestro caso, la enseñanza será semipresencial y creemos que vamos a ir más lentos cuando este año es muy rápido. Pero, bueno, al estar en días alternos en casa también nos va a permitir llevarlo todo más al día", afirma. Álvarez destaca que llevar la mascarilla todo el rato "será horrible" y que no le tiene miedo al virus. "Si me contagio, ¿qué voy a hacer? A confinarme", remata.

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