La jornada de hoy marca un antes y un después en la vida de miles de escolares que de pronto han visto como sus hábitos cambian, a la vez que se transforma su forma de relacionarse con los compañeros.
Una de las primeras sorpresas del día fue la entrada escalonada. Nunca en los patios de los coles reinó tanto orden. Hubo muchas más a lo largo del día. Tal vez una de las más impactantes en el momento del almuerzo, con un cambio de escenario que en algunos casos pasó del comedor habitual al aula, reconvertida en improvisado refectorio, eso sí con todo tipo de medidas de higiene y seguridad.
“Nos han puesto unas bandejas que molan mucho, parecidas a las que salen en los Thundermans”, explica Ricardo Suárez, de cuarto de Primaria, a la salida del colegio. “Las mascarillas dan mucho calor”, indica Nicolás Rodríguez”, del mismo curso.
“Cuando tomamos el pincho en el recreo son un poco incomodas”, señalan los niños. Son sus valoraciones de un día que nunca olvidarán.
“Los pequeños se adaptan a todo y nos dan lecciones a nosotros”, comenta Verónica Suárez, madre de un alumno de primaria.
Incluso algunos a la salida de cole recolocaban la mascarilla a algún padre despistado. Las normas del curso han cambiado pero las ganas de aprender y de relacionarse permanecen intactas.
