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El cultivo de la vid regresa a Villaviciosa diez siglos después de su desembarco

La finca "Los Viñones", que albergó los primeros viñedos en el concejo, ensaya una plantación experimental con varios tipos de uva

Vides plantadas en la finca "Los Viñones", en Fuentes (Villaviciosa). LNE

El cultivo de la vid regresa a la finca "Los Viñones", de Fuentes (Villaviciosa), diez siglos después de su llegada de la mano de los monjes que se asentaron en el templo de San Salvador. Las tierras, propiedad de María Victoria Fernández-Caveda Pérez, albergan una plantación experimental, dirigida por el ingeniero agrónomo José Cuevas, con cinco variedades de uva blanca: albariño, gewürztraminer, albarín blanco, riesling y godello. Cada una de ellas se injerta sobre varias vides americanas, que son las que resisten la filoxera, a fin de ver cuál se adapta mejor al suelo de la finca.

El proyecto contempla la posibilidad de elaborar vino en la bodega, que se instalaría en la finca con vistas al viñedo, con una capacidad de producción anual de entre 25.000 y 30.000 botellas, según indica José Cuevas, aficionado al cultivo de viñedos desde que era niño.

En realidad, la uva llegó antes que la manzana a Villaviciosa. En el concejo se cultivaba la vid y se hacía vino para consumo local, desde tiempos inmemoriales, según relata el historiador Antonio Blanco Moreno. Fue en el año 1021 cuando se construyó en Fuentes la iglesia de San Salvador, donde se establecieron los frailes.

"En el siglo XVII empezó a cultivarse la manzana y a transformarse en sidra natural, hecho que hizo, que la vid desapareciese prácticamente por completo", indica Cuevas, que realiza una tesis doctoral en viticultura.

Entre los trabajos que se llevan a cabo figuran las tareas de comprobar si las diferentes variedades blancas de vid maduran adecuadamente no más allá de mediados de octubre, y si las características de esas uvas son las idóneas para producir vinos blancos de cierta calidad.

Asimismo, comprobar qué variedades, portainjertos y sistemas de poda y conducción son las más adecuadas al suelo y clima de la zona. Los resultados iniciales indicaron que el cultivo era factible y ello dio origen al proyecto.

Los datos, se empezarán a valorar este mismo año, a fin de considerar si el cultivo de la vid es viable y se puede extender al resto de la finca. "Se está comprobando desde hace unos años que los efectos del aumento de las temperaturas y los cambios en la distribución de las precipitaciones están haciendo que los vinos blancos que se producen en las Rías Bajas, estén perdiendo cierta acidez y frescura tan características, de vinos como el albariño. Algunos años los racimos tienden a agostarse o madurar prematuramente por las temperaturas", explica Cuevas. Para paliar estos efectos se buscan latitudes más al Norte en donde cultivar la vid. En la costa de Cantabria, actualmente existen más de doce bodegas que producen vinos blancos. En Inglaterra también proliferan los viñedos, y todo indica que la llamada "línea de Wagner" que delimita el potencial cultivo de la vid, se desplaza hacia el Norte. "La finca presenta una pendiente moderada y orientación Sur. Actualmente es una pomarada tradicional asturiana, en donde se aprovecha en cultivo mixto, la manzana de sidra y el forraje para el ganado", señala el ingeniero.

Entre sus planes se encuentra también la realización de cursos sobre viticultura y elaboración de vino en las instalaciones, además de realizar visitas guiadas al viñedo. Finalmente serán la propietaria y su familia quienes decidirán si el proyecto se lleva a cabo.

Cuevas va más allá y estima que los futuros vinos de Villaviciosa podrían incluso contar con una marca de calidad similar a la del Vino de Cangas. "Igual que ocurre en Cantabria, donde los Vinos de la Tierra Costa de Cantabria cuentan con una indicación geográfica protegida, lo deseable en Asturias, sería una gozar de una calificación similar, en donde todas las bodegas de la costa asturiana, se acogieran a esta figura", recalca el responsable técnico de los viñedos.

El ingeniero se muestra plenamente convencido de las posibilidades de los terrenos para la viticultura, así como de otras zonas del concejo. "Animo a las personas interesadas a iniciarse en la viticultura, aunque se trata de una planta que requiere, como cualquier otro cultivo, de cierta especialización, pues la producción de vinos atlánticos en climas húmedos no es sencillo y precisa de multitud de labores y cuidados", matiza.

De momentos sus miras están puestas en hacer funcionar unos viñedos que, aunque nuevos, heredan una solera de siglos.

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