Alargando el verano en Luanco, donde reside durante los meses estivales, la vecina de Oviedo Marta García tuvo una caída unos días atrás. Algo tonto, sin mayor gravedad. Se torció un tobillo. Para que se lo mirasen acudió cojeando al centro de salud del pueblo. Allí la atendieron sin mayor problema. La primera exploración de los sanitarios concluyó que se trataba de un esguince leve. Como tratamiento, tras explorarla, le recetaron "reposo durante unos días". Cuando, a los pocos días, el tobillo inflamado comenzó a dolerle más de lo habitual empezaron los problemas.

Pero, en ocasiones, este tratamiento telemático indigna a los pacientes, que lo consideran insuficiente. Esto fue lo que ocurrió en el caso de la joven oventese afincada en Gozón. Cuando el dolor de su lesión se agudizó se dirigió por segunda vez al centro de salud, con la intención de que uno de los sanitarios comprobase que el esguince no era otra cosa y que todo transcurría de manera correcta. La joven narra con sorpresa cómo los facultativos no le "dejaron pasar".

A las puertas del centro le informaron de que su consulta debía ser telefónica y le invitaron a irse y realizar los trámites de manera telemática. Por lo que la joven tuvo que volver a su casa. Desde allí comenzó a llamar al centro de salud que acababa de abandonar hasta que, pasado un rato, la atendieron. Aunque la experiencia final no fue del todo satisfactoria.

"No me hicieron una radiografía, podría tener una fisura, por ejemplo, y nadie la habría visto", lamenta la joven ovetense, aunque admite que, el dolor ha ido remitiendo y ya se encuentra "mucho mejor". De todas formas, insiste en que "por teléfono" no se puede tratar un esguince, ni niguna otra cosa. "Es que podría haber tenido algo más grave y nadie lo hubiese comprobado ni tratado", lamenta Marta García que asegura estar "agradecida" de que su lesión no hubiese mostrado "ninguna complicación".