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Asturias, un brindis al futuro con vino

La viticultura, consolidada en el Suroccidente y con sólida base en la Edad Media, se extiende por la región favorecida por el cambio climático

Antón Puente, entre las de Nevares.

"En casa de mi abuelo en San Román siempre tuvieron viñedo, de hecho tengo documentos y escrituras como una de la época de Isabel II con su membrete en el documento", explica Manuel Ángel López, que cultiva para producción propia cepas de albarín blanco desde hace 30 años en Santoseso (Candamo). Una tradición vinícola que se arraiga desde la Edad Media en Candamo, siendo desde el siglo XIII al XIX uno de los cultivos predominantes en el municipio.

Su ejemplo se expande en los últimos tiempos por Asturias, famosa por ser tierra de manzanas y que ahora, viendo los numerosos proyectos vinícolas que surgen, deberán compartir espacio con las uvas. No hay que olvidar, además, el Suroccidente y el vino de Cangas del Narcea, buque del sector en la región.

"En el Medievo había parras por toda la zona y aún se encuentran algunas por el monte, pero por las plagas que llegaron de América, el éxodo del campo y la era industrial se abandonaron", abunda Manuel Ángel López, con 300 viñas para la producción casera de vino en Santoseso. Hace tres décadas recuperó viñedos de albarín blanco al ser la variedad que mejor se adapta a la zona y resiste mejor plagas y ataques de pájaros. Su ilusión es no perder un cultivo tradicional.

Consigue un vino natural blanco "muy afrutado" que disfrutan en familia a lo largo del año. Si bien, este año no habrá vendimia. La avispa asiática ha diezmado por completo la producción. Son muchos los que se sorprenden al ver su viñedo en Santoseso al paso de la carretera Grado-Pravia.

Pero las viñas han sido un cultivo muy arraigado en Candamo desde la Baja Edad Media. Así lo atestigua el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo y párroco de San Tirso de Candamo, Javier Fernández Conde, en su libro "Historia de Candamo". Detalla que el 84% de los negocios agrarios entre el XIV y el XV corresponden a viñedos. Unas parras que se concentraban, principalmente, en San Tirso, Fenoyeda, San Román, El Valle, Murias, Llamero y Cuero. "Las informaciones sobre el viñedo de San Nicolás de Cuero son, con mucha diferencia, las más abundantes y expresivas y todo hace pensar que se produjo una auténtica fiebre de producción vinícola".

También tienen claro que quieren recuperar la tradición y la historia en Villaviciosa. Porque el cultivo de la vid llegó a Asturias con los romanos y se afianzó en la Edad Media a partir del asentamiento de fundaciones eclesiásticas como la de San Salvador de Fuentes (Villaviciosa), donde hoy se retoma la plantación de viñedos en la finca "Los Viñones", la misma donde se inició hace diez siglos. La doctora en Biología María del Carmen Martínez, natural de Carballo (Cangas del Narcea), una de las principales expertas de España en viticultura, ha asegurado en varias ocasiones que en Asturias es absolutamente compatible la sidra con el vino, y que ambos cultivos, lejos de anularse, podrían ser complementarios.

Esta hipótesis cobra especial realce en Villaviciosa, concejo manzanero por excelencia, que también reúne buenas condiciones climáticas para el desarrollo de las vides. El cambio climático también propicia las plantaciones de cepas que pueden dar lugar a vinos de calidad en el Principado, sobre todo en el segmento de los blancos. María Victoria Fernández-Caveda Pérez es dueña de "Los Viñones", donde hace tres años se planteó recuperar el cultivo. Le ayuda José Cuevas González, ingeniero agrónomo e investigador predoctoral en viticultura. Los primeros estudios indicaron que el cultivo era factible y ello dio origen al proyecto que tiene como objetivo último elaborar vinos de calidad.

Más adelantados van en el Oriente, concretamente en el territorio en torno al Palacio de Nevares (Parres), donde se han vendimiado este mes 25.000 kilos de uva. El "Quiéreme Vida" será el primer vino, blanco, del oriente asturiano. Cuando el empresario Tomás Álvarez Aja viajó a Nueva Zelanda encontró "inmensas" similitudes con Asturias y decidió probar suerte. Contactó con Antón Puente, con quien ya había puesto en marcha el proyecto de Pueblo Astur en Cofiño (Parres), e iniciaron un proyecto que precisó de un contacto con enólogos y entendidos en la materia. La falda de la sierra del Sueve, cuya cordillera protege las tierras por las que desciende el agua y en donde da el sol en su justa medida, resultaron ser "óptimas" para albergar ocho hectáreas de viñedos que ya han dado su primera producción.

El vino competirá "con los mejores albariños y txakolís" porque "en Asturias se puede hacer un buen caldo", dicen. El del Oriente aportará un vino blanco que sale de la unión de albarín, riesling y gewürztraminer. Pero, más adelante, también tendrá tinto. En Cofiño ya se ha plantado uva mencía para ello. "Podíamos hacerlo y estudiamos el terreno y las posibilidades, por eso se hizo", subraya Álvarez.

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