Los grupos políticos de la Junta General vuelven a atragantarse con el uso del asturiano en la actividad parlamentaria. Dos horas y media de debate en la junta de portavoces de ayer pusieron de manifiesto la incapacidad de llegar a un consenso de mínimos para evitar que el Pleno pueda llegar a ser suspendido si un diputado argumenta que no comprende la intervención en llingua de otro parlamentario. Al final, el presidente del parlamento regional, Marcelino Marcos Líndez, recurrió a los servicios jurídicos de la Cámara para que redacten un texto para pueda aunar posiciones. No lo tendrán fácil.

El portavoz de Vox, Ignacio Blanco, solicitó a los grupos que quieran realizar intervenciones en asturiano que faciliten previamente una copia en español "para comprender íntegramente" el contenido de esas iniciativas, ya se trate de preguntas, interpelaciones, mociones o cualquier otra iniciativa o que cada diputado la traduzca, de manera inmediata, dentro de su tiempo de intervención. "Flexibilizamos nuestra postura pero de Podemos no hemos recibido ningún movimiento", expuso Blanco, quien lamentó que "la oficialidad amable de Podemos se reduce a vais a entender el asturiano por mis narices". Y aseguró que Vox "no va a ser el partido que propicie que haya traductores de asturiano en la Junta. Si hay traductores en la Junta, nosotros abandonaremos los debates. No vamos a participar en ese circo", avanzó.

Rafael Palacios acusó a Vox de "generar un problema que no existe en esta Junta" y de querer "restringir derechos" porque, esgrimió, "aquí siempre se habló en asturiano con total normalidad". El diputado del grupo morado definió como "un intento de sometimiento" que se le pida "que tengo que autotraducirme" y acusó al grupo de Vox "de reventar esta Xunta Xeneral".

La portavoz socialista, Dolores Carcedo, se remitió al diálogo abierto para "tratar de conciliar dos derechos, el del que dice no entender y el del que quiere utilizar la lengua asturiana con normalidad, como se venía haciendo hasta ahora". El portavoz adjunto del PP, Pablo González, calificó de "vergüenza" que "hayamos perdido dos horas y media con un problema que no está en la calle y se ha debatido de manera artificial". El diputado popular rechazó que "pueda gastarse ni un euro en traductores". Cs y Foro coincidieron en "querer ser parte de una solución, no un problema" e IU acusó a la extrema derecha de "buscar el conflicto".