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Primer día de curso y en zapatillas

"Es raro, estamos en casa pero estamos en clase", afirma Celia López, avilesina que ayer empezó 3.º de la ESO a distancia desde su salón

Celia López Riopedre, ayer, en su casa de Avilés, durante una clase de Geografía que impartió su tutora, Isabel Solís, que aparece en la pantalla del portátil. Mara Villamuza

Primer día de clase y en zapatillas. Para la avilesina Celia López Riopedre, alumna de 3º de la ESO del colegio San Fernando, este curso será semipresencial: una jornada en casa y otra en el aula. Y ayer tocó clase en el salón.

-La metodología online es similar a la que tuvimos durante el confinamiento. Pero ahora habrá exámenes... Además, las clases a distancia son más aburridas y da más corte intervenir.

Celia López, de 14 años, se conectó a Google Meet, la plataforma que utiliza su centro para las clases en streaming, a las 08.30 horas. Lleva puesto el uniforme, "porque es obligatorio", y unas zapatillas blancas y rosas. En la pantalla de su portátil hay varias ventanas abiertas: en una de ellas aparece la pizarra de tiza de su aula y en el resto, sus compañeros virtuales. Son 16 en casa y 15 en el colegio. Hoy cambiarán y será al revés.

-Aunque los profesores hagan el máximo esfuerzo, que lo hacen, a mí me parece difícil concentrarme en el ambiente de casa. Te distraes con cualquier cosa. Es raro: estamos en casa pero estamos en clase. Hay que cambiar el chip.

Las dos primeras horas de curso de Celia fueron introductoras. Básicamente, Isabel Solís, la tutora de su clase, 3º D, explicó las medidas a seguir para combatir el covid y cómo funciona la semipresencialidad. En Asturias, según datos de la consejería de Educación, 108 centros de un total de 270 combinarán, a partir de 3º de la ESO, la formación presencial y la online al no tener espacio suficiente en el aula para garantizar el metro y medio de separación entre los estudiantes. El colegio San Fernando de Avilés es uno de ellos, pero, gracias a la instalación de cámaras, emite las clases en directo.

Son las 11.00 horas. La tutora Isabel Solís continúa en el aula. Toca Geografía, sin embargo las dudas sobre el virus acaparan los primeros cinco minutos de clase. Solís, a la que desde el salón de casa de Celia López solo se le ve la cara cubierta por una mascarilla quirúrgica, por fin escribe en el encerado: "Geografía".

-Bueno, empecemos.

En el portátil de Celia se ven las caras de ocho chavales. Uno toma apuntes, otra se come las uñas, otro reposa la cabeza sobre su mano... Celia atiende y de vez en cuando escribe en una hoja de cuadros. Todos pueden intervenir en cualquier momento. Solo tienen que activar el micrófono y hablar. Rompe el hielo la profesora.

-¿Qué seis cosas vamos a estudiar este año en Geografía? También podéis contestar los de casa.

Y los de casa bombardean con respuestas: relieve, mapas, países, capitales, sociedades...

Celia está un tanto apagada. Este año, por culpa del covid, su clase ha partida a la mitad. Y la mayoría de sus amigos van al grupo A, al que ayer estaba en el aula.

-Solo voy a ir a clase con una amiga; el resto son conocidos... La verdad es que ya tengo ganas de ir al cole. La última vez que fui fue en marzo... De eso ya hace seis meses.

Menchu Riopedre, su madre, asoma de vez en cuando la cabeza por la puerta del salón. Trabaja en el hospital San Agustín precisamente gestionando los avisos de covid. A primera hora de la mañana tuvo que llevar al colegio a su otra hija, Diana, que empezó ayer 1º de la ESO. En su caso y a diferencia de Celia, todas las clases -si el coronavirus lo permite- serán presenciales.

-Es imposible que entre 1.700 alumnos no haya un contagio- reflexiona Celia, que da por hecho que tarde o temprano la semipresencialidad se tornará online.

-Pues ya sabes: a cumplir las medidas- responde su madre.

Celia continúa a lo suyo, a la Geografía. Luego vendrán Inglés y Física y Química. Todo sin salir de casa.

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