Miembros de la Coordinadora para el estudio y protección de las especies marinas (Cepesma) avistaron ayer a cuatro calderones de los rescatados en la cala de Morís, en Perlora, muy cerca de la playa de Palmera, en Candás; y a otros dos en la zona de Rebolleres. Por ello, personal de Cepesma intentó durante toda la tarde que los animales marinos no varasen, aunque se temen los peores presagios. Ya por la mañana, habían avistado dos ejemplares a unas dos millas y media dirección noreste de El Tranqueru.

El presidente de la entidad, Luis Laria, explicó: "Los vimos zigzagueando cuando suelen moverse en sentido lineal. No tienen una navegación normal de cetáceos". En cuanto al resto de ejemplares que supuestamente se salvaron -solo hay constancia oficial del fallecimiento de nueve animales-, su paradero es desconocido y se abre cualquier posibilidad: pueden estar deambulando por alta mar y también puede que hayan fallecido y sus cadáveres estén sumergidos bajo el mar.

Ayer, agentes del Medio Natural del Principado de Asturias estuvieron vigilando la costa de Carreño por si hubiese nuevos varamientos, según apuntan fuentes oficiales. En este dispositivo también estuvo presente el jefe del servicio. No obstante, desde el Principado hacen un llamamiento a la ciudadanía para que, en el caso de que avisten calderones cerca de la costa avisen de inmediato al 112 para que los organismos competentes puedan hacerse cargo de ellos.

En cuanto a las necropsias, la consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial aún no dispone de los resultados, pero tampoco se puede concluir que con ellos se vayan a esclarecer las causas de por qué hubo un varamiento masivo de calderones en Carreño la tarde del lunes pasado.

Las causas de los varamientos en grupo de los calderones tropicales son desconocidas por los expertos. Hay múltiples hipótesis. En el caso de los que llegaron a la costa de Carreño, los primeros que acudieron a socorrerles, es decir, un grupo de vecinos que paseaban por la zona, comprobaron que algunos tenían heridas que probablemente se hicieron al chocar contra las rocas. Y, además, en su labor por llevarlos mar adentro, los animales regresaban de nuevo a la orilla, como a la espera de un calderón guía que les orientase en su travesía. Otra hipótesis es que se hayan desorientado por anomalías en el campo geomagnético de la tierra. Por otro lado, el hecho de que un grupo de calderones tropicales recale en la costa asturiana es raro debido a que su hábitat natural es el archipiélago canario, con aguas más cálidas. Sin embargo, el calentamiento global puede estar detrás de la presencia de estos animales en Asturias, así como su ruta para alimentarse, ya que van hasta el golfo de Vizcaya en grupos. El varamiento masivo de los calderones en la costa carreñense fue tema de discusión en redes sociales desde la noche del lunes. Incluso la ministra Teresa Ribera mosró su interés en el asunto. Agentes del Medio Natural se quejaron de su falta de medios para resolver estas situaciones.