"Es un honor para nosotros recibir este premio, un ejemplo de puesta en práctica de la economía del bien común, en la que el dinero y los mercados se ponen al servicio de la persona y no al revés". Así lo dijo ayer en el Paraninfo del edificio histórico de la Universidad José Antonio García Santaclara, "Santa", impulsor y presidente de la Fundación Siloé, distinguida este año con el galardón "Ana Casanueva", promovido por el empresario astur-mexicano Carlos Casanueva Varas y la Asociación Iberoamericana de la Comunicación (Asicom), en colaboración con la Universidad de Oviedo.

El premio, dotado con 50.000 euros y una escultura de María Jesús Rodríguez, reconoce cuarenta años de trabajo de la entidad, volcada desde su nacimiento en la atención a personas afectadas por VIH y también con una activa labor en favor de la infancia y de los colectivos más vulnerables.

"Hace más de 40 años nacimos cuando otro virus, el del sida, llegó para quedarse; fuimos testigos de la ignorancia, intolerancia y simplismo de la sociedad, pero aquel virus de muerte mutó en un virus para la solidaridad y esperamos que ahora ocurra lo mismo", indicó Santaclara, muy agradecido por la concesión del premio que cumple su tercera edición.

"De todo había entonces y de todo hay ahora; quisimos hacer una casa para los vulnerables, más que un centro asistencial", añadió el presidente, que en el ámbito internacional también ha promovido tareas solidarias en los territorios ocupados de Palestina, tal como explicó el rector de la Universidad, Santiago García Granda, que presidió un acto marcado por la sobriedad y por la intervención online de Carlos Casanueva, que habló desde México a través de un holograma, y mostró su admiración por la labor de Siloé, a la vez que expresó su pesar por faltar a la ceremonia, debido a la situación sanitaria que atraviesa el planeta.

Uno de los momentos más emocionantes del acto fue la intervención de Rubén, usuario de Siloé, que logró encauzar una vida difícil gracias a la Fundación, con sede en Gijón. "Viví en la calle y estuve en prisión; con Siloé se me abrió una nueva puerta para normalizar mi vida", aseguró.

La ceremonia de ayer también contó con la ausencia de Carlos Fernández Collado, presidente de Asicom, la Asociación Iberoamericana de la Comunicación, que estuvo representada por su vicepresidenta, Laura Galguera, quien hizo hincapié en la labor social de Siloé y en la generosidad del filántropo Carlos Casanueva, creador del premio que lleva el nombre de su mujer -"Mi querida esposa Ana", tal como él la definió en su alocución-. "Enhorabuena por premiar a quienes hacen de Asturias un lugar mejor para vivir", comentó Laura Galguera, que también citó una frase del escritor libanés Khalil Gibran: "Bueno es dar cuando nos piden; pero mejor es dar sin que nos pidan, como buenos entendedores".

El secretario del jurado, Santiago González-Alverú, agradeció la labor filantrópica de Carlos Casanueva, que fue nombrado ovetense del año en 2019, y destacó la presencia del diplomático Alberto Aza, también miembro del jurado.

"La participación es el camino que nos conduce al éxito", dijo el rector, que coincidió con García Santaclara cuando ambos fueron nombrados miembros de la Cofradía de Amigos de los Nabos de Morcín. "Santaclara comenzó su labor en la prisión gijonesa de El Coto en 1989 y desde entonces no ha parado", recalcó García Granda, que culminó su intervención con una frase de Tito Livio: "No hay cosa que no acometan los hombres, si a los que emprenden grandes empresas se les proponen grandes premios".

El canto del "Gaudeamus", a cargo de voces del Coro Universitario, puso el colofón a una ceremonia en la que se respetaron las medidas de seguridad que impone la pandemia.