"Cuanto antes se actúe para atajarlo y saber cómo estamos, mejor". Unos 270 vecinos acudieron ayer a realizarse una prueba PCR al "autocovid" instalado en San Juan de Beleño después de que el Gobierno regional decretara este lunes la alerta naranja en el municipio de Ponga. Eran los habitantes de San Ignacio, Casielles, Viboli, Viegu, Abiegos, Cainava y Beleño. Hoy, a partir de las once, acudirán a otro "autocovid" instalado en Sellaño casi otro centenar, el resto de la población pongueta, a excepción de Sobrefoz, cuyo segundo cribado se llevará a cabo el viernes -el primero se realizó hace siete días tras detectarse un brote-. Ponga es ya el primer concejo de Asturias en ser rastreado vecino a vecino.
"Vinieron demasiados turistas y aquí nos lo dejaron todo", explicaban algunos mientras hacían cola esperando su turno, dentro del coche, en Beleño. El "punto covid" estaba fijado junto al centro de interpretación, adonde la mayor parte de los vecinos acudieron en coche, otros caminando y quienes no podían hacerlo de ninguna de las formas lo hicieron a bordo de un vehículo municipal.
"Me pilló aquí de vacaciones, en casa de mi madre", apunta Eva Gutiérrez, de Viegu, con residencia en Cangas de Onís. "Mi madre no sale del pueblo, pero es que ahora ya no sabes nada...", subraya, a la espera de su prueba PCR. "Es molesta, hace estornudar", indica Ainoa Pacheco, que reside en Ponga pero es de Barcelona. "Merece la pena pasar por esto, es la mejor decisión que pudieron tomar", a juicio de Antonio Cuadriello. Porque la de Ponga, subrayó la alcaldesa, Marta Alonso, "es una población envejecida, de avanzada edad, y debemos extremar los cuidados". Por ese motivo, desde el Ayuntamiento se implantaron unas medidas de restricción antes incluso de que se instaurara la alerta. El gobierno local decidió restringir la movilidad vecinal y cerró todos los espacios públicos, al tiempo que redujo la actividad presencial administrativa.
