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Alerta naranja a la asturiana

El Principado opta por una fórmula sin base jurídica, que el PP cuestiona, antes de recurrir a confinamientos l Castilla y León aplica niveles de restricción en cuatro colores, pero Galicia y otras comunidades solo decretan cierres territoriales

"La alerta naranja no tiene una base jurídico-administrativa. Son criterios de la consejería de Salud ante situaciones de riesgo". El vicepresidente del Principado, Juan Cofiño, respondió ayer con estas palabras a las críticas del diputado Pablo González (PP) por el impacto que esa medida puede representar para Gijón "tras el precedente negativo en los concejos del Oriente, con cancelaciones de reservas turísticas. Otras comunidades autónomas vecinas, como Castilla y León y Galicia, han recurrido a medidas análogas para establecer restricciones en territorios que presentaban mayor riesgo de propagación de contagios.

La consejería de Salud estrenó el recurso a la alerta naranja en cinco municipios del Oriente en pleno mes de agosto, una temporada en la que se registró una masiva afluencia de turistas llegados de fuera de Asturias y empezaron a aflorar casos positivos de covid-19 en una zona donde hasta entonces se había registrado una baja incidencia del covid-19.

El Vicepresidente aclaró ante las dudas planteadas por el diputado popular Pablo González la razón de ser de la alerta naranja. "Es una voz de aviso a la población para extremar medidas ya operativas, no supone más medidas de restricción a las que ya estaban impuestas con carácter previo", indicó Cofiño, quien resaltó los buenos resultados que, hasta ahora, ha ofrecido la alerta naranja. "En todos los sitios donde se aplicó, la respuesta de la población ha sido positiva y ha bajado la tasa de incidencia. Lo principal y más importante es la protección de la salud", sostuvo el Vicepresidente, que replicó al parlamentario popular que la ocupación turística en la comarca oriental este verano ha batido récords.

Pablo González quería saber si en la declaración de la alerta naranja había tenido alguna participación la Comisión delegada para Asuntos Económicos del covid-19, a lo que Cofiño precisó que no, ya que los criterios aplicados por Salud fueron únicamente científicos, basados en informes de los servicios de Epidemiología.

Otras comunidades autónomas han aplicado distintos niveles de restricción para tratar de reducir la incidencia de los contagios. Por ejemplo Castilla y León ya diseñó para su desescalada un mapa con cuatro colores, verde, amarillo, naranja y rojo, que se correspondían con las tasas de incidencia por áreas sanitarias de 10.000 tarjetas sanitarias: el color rojo corresponde a áreas con riesgo de transmisión comunitaria; el amarillo, para las áreas con una tasa superior a 5 por 10.000 habitantes; la amarilla, para zonas con 2,5 a 5 de incidencia y la verde, para las que registran tasa de incidencia inferior a 2,5.

Galicia por su parte optó por establecer confinamientos perimetrales en comarcas como Mariña o Coruña, un recurso empleado también por Cataluña, Aragón o Andalucía, entre otras.

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