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Una "aldea astur" irreductible al covid

Poca población y dispersa, mucho cuidado y, sobre todo, suerte son las armas en Oscos-Eo para presumir de cero casos a estas alturas de pandemia, aunque se resignan: "Llegará"

Una "aldea astur" irreductible al covid

"Por respeto y por costumbre" se pusieron ayer la mascarilla nada más bajarse del coche y echar a pasear por Santa Eulalia de Oscos los gallegos Marisol Mosquera y José Ramón Santonil. Y eso que en su visita matutina apenas se cruzaron con media docena de personas por la calle. Pero la protección no faltó, pese a no ser obligatoria fuera de zonas urbanas si se puede mantener la distancia.

Como ellos, con la mascarilla "atornillada" en la cara, llevan los últimos meses todos los que andan por este territorio, la comarca Oscos-Eo, siete concejos de los que cinco (Santalla, San Martín y Villanueva de Oscos, junto a San Tirso de Abres y Taramundi) hoy por hoy pueden presumir de no haber registrado un solo caso de coronavirus dentro de sus fronteras.

Ni en la primera ni en la segunda oleada actual de la pandemia. Es, por decirlo de alguna manera, la particular "aldea gala de Astérix" en Asturias, irreductible ante el covid ("por ahora", recalcan como con miedo a atraerlo): son poco más de 2.000 habitantes en poco más de 300 kilómetros cuadrados del Occidente.

Un éxito gracias precisamente a eso, a un cumplimiento bastante riguroso de las medidas de protección (mascarilla, distancia social, lavado frecuente de manos) frente al puñetero virus que ha puesto el planeta patas arriba. Alcaldes, vecinos, profesores, sanitarios, hosteleros y tenderos coinciden en señalar el comportamiento responsable de la gente como una de las claves para mantener a raya al covid. También la dispersión de una población escasa ha tenido mucho que ver. Con todo, a estas alturas de la pandemia hay una palabra que se repite: suerte.

Porque Oscos-Eo está rodeada de concejos que han tenido un número de casos considerables, y a tiro de piedra está la comarca de la Mariña lucense, confinada a principios de verano. "No se puede obviar la suerte", sostiene Clemente Martínez, regidor en San Tirso de Abres. Lo mismo dice César Villabrille, al frente de Taramundi. Los dos hablan también de la concienciación vecinal con las medidas sanitarias e higiénicas. Pedro Álvarez, regidor en San Martín, lo resume: "Hay un cuidado enorme. La gente no es partidaria de acudir a eventos o reuniones, los festejos se han aparcado para cuando se pueda...". Villabrille tiene claro que "algo se está haciendo bien por parte de hosteleros, sanitarios y Administración". Y un aviso de Álvarez: "Tenemos que tener un cuidado enorme. Cada vez está más cerca".

Los cinco alcaldes, que son a buen seguro de los más envidiados de España por estar al frente de la comarca más limpia de virus de Asturias, insisten en la suerte que ha habido y cruzan los dedos.

Pero algo más que esto habrá cuando han superado sin casos un verano en que la comarca, como prácticamente todo el Principado, ha tenido más visitantes que nunca. Porque puestos a hablar de aislamiento, poca población y dispersa, ahí están concejos como Ponga, en el Oriente, que cumple tales condiciones, pero tiene al covid allí instalado.

LA NUEVA ESPAÑA se cita con los osqueños Abel Lastra, alcalde de Villanueva, y Víctor Lorido, de Santa Eulalia, frente al Ayuntamiento de este último concejo. Por delante de ambos, en la plaza y junto a la estatua del Marqués de Sargadelos, desfila la citada pareja de turistas gallegos, además de un puñado de vecinos y repartidores. Todos con su mascarilla. En el bolso, gel hidroalcohólico.

Son muchos menos que hace mes y medio, en pleno estío con un aluvión de autocaravanas y turistas ávidos de aire fresco, paisaje y libertad. "Fueron muchísimos, sí, pero en grupos pequeños, familias, con gran responsabilidad", sostienen los alcaldes. "Esto no está masificado, no hay ocio nocturno, es turismo de Naturaleza, y cuando hubo que llamar la atención, pocas veces, cumplieron".

Isabel Castelao lo corrobora. Ella está al frente de una tienda y estanco: "Al principio del verano llegaba la gente en tromba, nunca vi tanta y fue terrible, pero todo ha sido ordenado". Pedro Martínez es presidente de la asociación de hostelería de Oscos-Eo y regenta un hotel y bar en Santa Eulalia. Pierde la cuenta de las mesas, sillas, habitaciones que han desinfectado este verano de "muchísima" clientela. Fue mucho esfuerzo: "Pero merece la pena. Toda la hostelería ha trabajado a destajo y se ve que lo hacemos bien, con limpieza y desinfección constante. No queda otra. Y cuando la gente se desmadra, pues toca avisar".

Contentos están en el colegio Son 14 maestros este curso, todos de la zona, algo que sirve también de barrera de contención con el virus al no "importarlo" de fuera. De momento, celebran los 0 contagios. "Cumplimos el protocolo del Principado, aquí no hay problemas de espacio, los críos de cada clase no se cruzan, las familias no entran al recinto, si hay un niño con algún síntoma lo dejan en casa rápidamente...", explican Sandra Castro, directora, y Noelia Sanjurjo, secretaria y profesora de Infantil.

Su satisfacción es extensible a toda la comarca. "Es raro que no haya casos con tanto turismo que hubo. Y no solo turistas, sino nosotros mismos, que también nos movemos y salimos de aquí a otros lugares", apunta Rocío Lombán, trabajadora en la farmacia del pueblo. Está contenta, pero como todos también resignada a que tarde o temprano el coronavirus se instale en los Oscos. "Llegará".

Muchos quieren quedarse a vivir en los Oscos, pero falla internet y el precio de la vivienda se dispara

Muchos quieren quedarse a vivir en los Oscos, pero falla internet y el precio de la vivienda se disparaAl menos dos familias de fuera que han matriculado a sus hijos en el cole se han quedado este otoño a vivir en los Oscos, un oasis frente al coronavirus. A buen seguro que son la envidia de muchos que lo han intentado. Pero para ello hay que poder trabajar desde el pueblo y, lo básico, tener un lugar donde vivir.

Como apunta el alcalde, Víctor Lorido, hoy por hoy es “más bien difícil”. El regidor, al igual que su colega de Villanueva, Abel Lastra, se queja de las deficiencias en las telecomunicaciones. No hay fibra, hay zonas sin apenas cobertura o con cobertura mínima.

Ambos ven en la pandemia, por el “efecto huida” al campo que ha generado en muchos que viven en las ciudades, una oportunidad de ganar nuevos vecinos. “Mucha gente pregunta por vivienda, pero los precios están disparados, hay poco para alquilar y lo que se vende es, a veces, muy ruinoso”, lamentan. Con todo, llega gente y se queda, o alargan su estancia. Más, mientras el coronavirus siga a 0 en el marcador.

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