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Callos con mascarilla por Les Feries de Lena

La vigilancia se incrementará durante las fiestas en la hostelería, pero se evita añadir más restricciones al sector tras la alerta

Floricel Martínez y Natalia Fernández preparan callos en su establecimiento de Pola de Lena. JULIÁN RUS

Los lenenses podrán comer los callos por Les Feries. Eso sí, con mucho cuidado. La activación, en la tarde de ayer, de la alerta naranja debido a la proliferación de los contagios de covid-19, ha obligado al Ayuntamiento a tomar medidas: cerrar centros municipales y aplazar actos culturales y deportivos. La fiesta local ya estaba cancelada, pero los restaurantes están a rebosar de reservas para cenar los tradicionales callos. No habrá más restricciones para la hostelería que las actuales, pero la regidora, Gemma Álvarez, sí anunció que se vigilará el cumplimiento de la normativa a rajatabla.

La regidora lenense preparaba en la tarde de ayer el bando para establecer las medidas tomadas a raíz de la alerta naranja: "Se van a aplazar actos culturales, deportivos y el mercado semanal; se cierran polideportivos, piscina, gimnasio y centros sociales; no se permitirán reuniones de más de seis personas en locales municipales y se va intensificar la vigilancia". Unas medidas que esta misma mañana entran en vigor. Además, Gemma Álvarez hizo un llamamiento a sus vecinos: "Sabemos que la gente va a salir a comer en estas 'no Feries', pero les pedimos que tengan cuidado, sigan las medidas y sean responsables".

Donde el Ayuntamiento no ha metido mano es en el sector hostelero, que tendrá que cumplir a rajatabla las medidas actuales de distancia social, mascarilla, aforos, horarios y desinfecciones. Natalia y Mari Paz Fernández regentan la sidrería "El Valle". "Ante esta situación ya habíamos tomado la decisión de no coger todas las reservas que podríamos meter y siempre que hay grupos grandes separamos las mesas", señalaban estas hosteleras, ya preparadas para Les Feries. "Es verdad que no hay fiesta, pero mucha gente ha reservado para cenar y hubiera sido una faena si llegan a ampliar las restricciones", apuntan. De momento, tanto ellas como el resto de negocios del municipio, seguirán como hasta ahora.

Tampoco se precintarán los parques infantiles. "Es el único sitio donde los nenos pueden jugar un poco, para los padres es un desahogo", aseguraba Luis Fernández Prada, mientras cuidaba de su hijo, que jugaba en el parque anexo al Ayuntamiento junto a otros niños. Para este vecino, la declaración de la alerta naranja, "también es una prevención para que las fiestas que estaban suspendidas no se desmadren", asevera. Los lenenses ya lo saben: sí a los callos, pero con mascarilla.

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