"¿Por qué no intentamos que la segunda residencia sea la primera?". Esta propuesta para residir y teletrabajar desde la aldea, dedicando los fines de semana y las vacaciones para ir a la ciudad o viajar y no al contrario, la plantea Jaime Izquierdo, comisionado para el Reto Demográfico del Principado, quien participó ayer en la jornada "Cultura y ruralidad, desafíos en tiempo de pandemia", en Laboral Ciudad de la Cultura de Gijón.

Esta tendencia ya se está dando en Asturias debido al coronavirus y la incertidumbre y miedo que genera: "La primera reacción es la del susto y por lo tanto, la búsqueda del refugio. Y el campo ha funcionado como refugio", algo que según Izquierdo se está constatando con un aumento del censo en zonas rurales y de búsqueda de vivienda en las mismas.

El comisionado quiere ir más allá y hacer de esta situación una oportunidad, señalando que "tendríamos que aprovechar el tiempo para que ese refugio sea también una posibilidad de vida razonable en el futuro". Su visión del futuro del agro pasa por aldeas en las que se generan energías renovables para su consumo y sus propios alimentos y en la que junto a quienes viven del agro también moren quienes pueden teletrabajar desde los pueblos.

"En la medida en la que nosotros hagamos eso y haya una comunidad mínima de personas viviendo en ese sitio y una buena S, estaremos hablando de que es bastante saludable ese tipo de vida. Y si encima te genera tiempo libre, los fines de semana o las vacaciones viajas o vas a la ciudad. Pero convertir los pueblos, las villas y las aldeas en lugares interesantes para residir romperá la tendencia a la concentración urbana", explica Izquierdo. Una de las claves para ello es el acceso a Internet, agrega. Otra, que los nuevos residentes sepan integrarse en la cultura aldeana.