Treinta infectados de coronavirus en la residencia Abuli de Mieres (25 mayores y 5 cuidadores), otros tantos en la residencia Larrañaga (Avilés) y siete en la residencia pública de Teverga han situado de nuevo a los mayores en el foco de la pandemia. La preocupación es patente en un colectivo marcado por la fragilidad. LA NUEVA ESPAÑA realizó ayer un recorrido por los principales brotes de covid-19 en los establecimientos de personas mayores.

Detrás de la verja que cierra la residencia Abuli de Mieres, en el alto de Santo Emiliano, está el brote de coronavirus más agresivo al que se ha enfrentado la comarca del Caudal. Aunque todo estaba en silencio en el entorno, y solo se intuía un ir y venir de batas blancas tras las ventanas, el centro geriátrico informó ayer con total transparencia de lo ocurrido: "No hay que esconder las cosas ni maquillarlas", aseguró Ignacio Barri, director de las instalaciones. Él es uno de los cinco miembros de la plantilla (con un total de 14 trabajadores) contagiado. Se ha confinado dentro de la residencia para estar en la primera línea de esta guerra que tienen que batallar. Veinticinco de los treinta residentes padecen covid-19. Cinco han sido hospitalizados y el resto, en la tarde de ayer, permanecían asintomáticos: "Tienen buena saturación y no presentan fiebre", afirmaron fuentes cercanas a la dirección.

Los responsables del centro pasan las horas en tensión. "Tememos que su estado pueda empeorar en los próximos días", reconocieron. Una llamada a Ignacio Barri, el jueves, hizo saltar todas las alarmas: "Hay dos residentes con fiebre alta", le informaron al otro lado de la línea. Un termómetro que marcaba treinta y ocho grados, un aviso al 112 y el peor de los escenarios confirmado: los dos residentes eran positivos en covid-19. La plantilla y el resto de residentes se sometieron a pruebas PCR. Los resultados terminaron con la calma que había reinado, hasta hace dos días, en las residencias del valle: hasta el momento, solo se había detectado un caso aislado de coronavirus en la residencia pública de Sotiello (durante la primera oleada del virus, poco después del decreto del estado de alarma).

"Ignacio no ha dejado de trabajar desde entonces. Nos consta que ha sido extremadamente cauteloso, tanto él como el resto de la plantilla", afirmaron fuentes de la familia del director del centro. Hablar con él ayer era imposible, el teléfono de la residencia comunicó durante toda la jornada.

Los rastreadores del Principado trabajan ahora en determinar el origen del brote. Es por eso que también se ha hecho un llamamiento a los familiares de residentes del centro que estuvieron de visita durante la última semana, para que soliciten la prueba PCR en atención primaria. "Estamos en contacto continuo con el servicio de Vigilancia Epidemiológica del Principado", señalaron fuentes de la residencia. Tras aislar en sus habitaciones a los casos positivos y asintomáticos, los cinco residentes que no son portadores del virus fueron derivados al Centro de Referencia Estatal para Personas con Discapacidad (Credine), de Langreo. Los trabajadores contagiados están aislados en sus domicilios y, hasta el momento, no han requerido de hospitalización. Tres residentes están ingresados en el Hospital Álvarez-Buylla. Los otros dos, con un pronóstico más grave, fueron trasladados al HUCA. Las redes sociales se llenaron de apoyo para la residencia Abuli. Algo de aliento les dio: "Es una muy mala noticia, pero lucharemos con todas nuestras fuerzas para superarlo", escribió, en el perfil de Facebook de la residencia, Ignacio Barri.

Los empleados de la residencia Larrañaga, que cuidan en sus dos centros avilesinos (calle José Cueto y avenida de los Telares) a más de 150 residentes, celebraban a finales de marzo, haber conseguido que no se registrara ningún caso de contagio en sus sedes locales, algo complicado y que requiere mucho esfuerzo y un protocolo bien coordinado, pero vivían ayer con preocupación haber ocupado el otro lado de la estadística casi seis meses después. A última hora de la tarde de ayer, los positivos en sus centros rondaban la treintena.

Más favorable era el balance en la residencia del Nodo según ha podido saber este diario. La alarma saltó a principios de esta semana: el positivo de un trabajador obligó a activar al protocolo de coronavirus en la residencia de El Nodo de Avilés, el centro público que el ERA tiene en la villa. Como en todos estos casos, un sólo positivo ya hace en este caso que se declare un brote en la residencia. Tras someterse a las pruebas pertinentes el resto de trabajadores y ancianos todos han dado negativo, si bien el centro permanecerá cerrado al menos hasta el día 16 de acuerdo a los protocolos sanitarios.

Además, en Avilés la actividad "Patio patín" ha quedado suspendida este fin de semana debido a los positivos en covid-19 de un familiar y un conviviente de dos de los monitores.

Seis usuarios de la residencia de ancianos pública de Teverga han resultado positivos en covid-19. Así lo informó el Ayuntamiento, que señaló que uno de los afectados ha sido hospitalizado, otros serán enviados al Credine y los casos asintomáticos permanecerán en el equipamiento. "Estamos preocupados porque se trata de gente mayor y, pese a que se han cumplido estrictamente todos los protocolos, ha habido un rebrote del coronavirus", afirmó la Alcaldesa, María Amor Álvarez Ardura.

La regidora explicó que hace diez días un empleado de la residencia dio positivo tras una prueba PCR que motivó la realización de pruebas a todo el personal y residentes, dando todos negativo. También se reforzaron las medidas de seguridad sanitaria. De ahí que el primer positivo entre los usuarios, que fue detectado al presentar fiebre, haya sorprendido: "Es un caso raro porque se han extremado las precauciones".

En el Centro Penitenciario de Asturias un funcionario del módulo del departamento de Comunicaciones dio positivo por coronavirus y cinco de sus compañeros han quedado en cuarentena, según la asociación Tu Abandono Me Puede Matar, informa L. A. VEGA.