El pozo Monsacro, que se salta la frontera entre Morcín y Riosa por debajo de la tierra, ha cumplido cinco años parado, pero de alguna manera es la inercia de la mina la que sigue dando cuerda al territorio ahí arriba. Si habla la hija de un minero que lleva diez años jubilado, esa es la explicación pesarosa que bulle bajo la estadística que sitúa a los tres concejos de las faldas del Aramo, Riosa, Morcín y Ribera de Arriba, entre los seis con mayor renta bruta media de Asturias. En el punto el que el río Riosa divide La Vega y L'Ará, Marifé Pello mira el informe publicado esta semana por la Agencia Tributaria como quien contempla un espejismo, una imagen ilusoria de riqueza efímera con fecha de caducidad que viene de las jubilaciones mineras y va a menos, que resulta lastimosamente intraducible en términos de dinamismo económico.

A vista de estadística, los que viven al abrigo del Aramo parecerían ricos. Morcín, Ribera de Arriba y Riosa son respectivamente el segundo, el quinto y el sexto concejo con más renta de Asturias en el análisis de la Agencia Tributaria. Tres pequeños ayuntamientos vecinos, el que más con apenas 2.600 habitantes, entre todos unos 6.300, relucen entre los seis más ricos de la región. Una ilusión, una sombra, una ficción, diría el poeta. Un espejismo, repite Pello. Su ubicación en el ranking sería el reflejo del efecto propulsor de las pensiones que quedan, o del "calcetu" que guardan los mayores en la voz de la riosana Lorena Rodríguez, o también del empleo industrial superviviente, sobre todo en Ribera de Arriba, y de algún sesgo no desdeñable de la estadística, no tanto de una reactivación económica visible.

"Lo diferencial de estos concejos es ese efecto de las jubilaciones y prejubilaciones de la minería", anota para empezar Esteban Fernández Vázquez, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Oviedo e investigador del Laboratorio de Análisis Económico Regional (Regiolab), pero en este análisis también cuentan, precisa, los entresijos de un cálculo que se elabora a partir de las declaraciones del IRPF y que puede generar no pocos desajustes en municipios de poblaciones pequeñas: por un lado, en estos concejos menos habitados unas pocas rentas grandes pueden condicionar mucho las medias; por otro, se evalúa la riqueza de las personas con domicilio fiscal en cada municipio y no sirve por tanto para medir el dinamismo económico de cada territorio. El ranking de la Agencia Tributaria asigna rentas por lugar de residencia, precisa el economista, de modo que alguien que trabaje y desarrolle su vida en Oviedo pero resida en Soto de Ribera, pone por ejemplo, contaría aquí para Ribera de Arriba aunque su porción de la riqueza se genere y se quede en buena medida fuera del concejo. A la inversa, los trabajadores de la central térmica de Soto de Ribera o del polígono de Argame (Morcín) que vivan en otros municipios, y que no son pocos, no están aquí: suman para ellos aunque su vida tenga este entorno como escenario fundamental de desarrollo.

Así se construye el espejismo de la "ciudad dormitorio", el efecto que también se observa a veces desde Santa Eulalia de Morcín. Sentado en la terraza de un bar, a los pies de la urbanización que recreció la capital morciniega en torno al cambio de siglo, Pedro Damián Sierra tampoco se deja engatusar por el ranking que sitúa a su concejo tercero, sólo a la zaga de Castrillón y Oviedo e inmediatamente por delante de Gijón, en la fila de los de mayor renta bruta media de Asturias y como uno de los tres únicos municipios de la región que superan la media de riqueza nacional. La disponibilidad de vivienda pero no siempre todos los réditos se han quedado aquí. Puri Pérez, que regenta un establecimiento hostelero en Santa Eulalia, asiente contando que durante el confinamiento se sorprendió descubriendo en el supermercado a "vecinos que tenía y no conocía" y ambos concederán, a coro y de acuerdo con el experto, que el ingrediente fundamental de la mezcla que eleva a Morcín en el ranking estadístico de la riqueza sigue siendo todavía el efímero tirón de "las prejubilaciones de los mineros".

Y eso que en realidad prejubilados ya casi ni quedan, les diría desde Riosa Marifé Pello. Y eso que poco a poco, a medida que la mina se pierde en el tiempo, las prejubilaciones van mutando en las mucho menos sustanciosas jubilaciones y el componente principal de esta riqueza se ve abocado a un final más o menos próximo e incierto. Pan para hoy, hambre para mañana.

Desde la puerta de su casa, entre los hórreos de Bueño (Ribera de Arriba), Ignacio Muñiz les acompañará con la convicción de que las dimensiones escasas de la población de estos municipios introducen sesgos en el recuento. En un total tan reducido -La Ribera es con 1.854 habitantes el menos poblado de los tres concejos considerados- "cualquier efecto, una central térmica, condiciona mucho la estadística". La de Soto de Ribera se ve desde aquí como otra razón fundamental para explicar el lugar que ocupa este municipio en el ranking de riqueza de la Agencia Tributaria. Los salarios de la planta, y los del resto de la industria que en nivel apreciable para su dimensión todavía da de comer al municipio, componen un notable "sesgo al alza" para la renta local, avanza Muñiz. Estas rentas, predominantes aquí, "no son las agrarias, que igualarían por abajo", pero tampoco sirven, lamenta, para atraer población o para restañar las heridas que aquí como en todo el entorno próximo ha abierto la depresión demográfica asturiana. La ambivalencia de la proximidad de Oviedo vuelve al primer plano de una reflexión en la que la dimensión escasa del concejo parece fundamental para explicar su posición teóricamente privilegiada en el ranking de riqueza recién actualizado por la Agencia Tributaria.

Por eso conviene tomar sus conclusiones con cautela. El análisis, constata Esteban Fernández, puede servir para el ámbito autonómico o provincial, pero su base muestral le hace perder fiabilidad a medida que se desciende en la escala geográfica. Más si se refiere a concejos pequeños; más quizá en el poblamiento y la estructura económica y geográfica muy peculiares de Asturias, donde la asignación de rentas a lugares de residencia no calibra bien la movilidad intensa y diaria entre los municipios del área central.

De hecho, cuando el estudio cambia de fuentes y el análisis de la renta municipal tiene en cuenta no sólo el lugar de residencia sino el de generación de la renta, la historia de la riqueza colectiva en el entorno del Aramo también se cuenta de otra manera. Así, en el último estudio de renta municipal de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), que está elaborado con datos de 2016 y que sí trata de medir la riqueza generada en cada territorio, Morcín, Riosa y Ribera de Arriba están, respectivamente, en los puestos vigésimo, vigésimo segundo y cuadragésimo noveno por sus niveles de renta.