Todo iba bien. Demasiado bien. Asturias venía de muy abajo en la clasificación de la tasa de contagios, venía de ser la región española que mejor había dominado la pandemia, pero la marea ha subido, ha sacado a la región del último puesto de España en tasa acumulada y ahora el súbito repunte de la curva epidémica tiene al Principado entre las autonomías de más pronunciado incremento de casos. La escalada viene retrasada respecto a otras autonomías, parte desde abajo y todavía los valores acumulados de impacto mantienen a Asturias en el vagón de cola de la incidencia del coronavirus, pero la versión ascendente de la curva está aquí con cierta virulencia ya desde hace unas semanas.

Algo se ha ido moviendo en la planicie sostenida de la línea de infecciones en Asturias hasta conseguir que de semana en semana, desde mediados de septiembre, la tasa de impacto del coronavirus en el Principado figure ya entre las de mayor ascenso del país. Influye que otras regiones, las más afectadas, ya hayan pasado por esto antes, pero sólo los valores de Ceuta y Melilla rebasan el crecimiento asturiano si se aíslan las "semanas epidemiológicas" 38 y 39, las que incluyen casi completa la segunda quincena del mes pasado. El crecimiento se modera en la semana cuarenta, la del ingreso en el mes de octubre, pero Asturias se mantiene en la zona de incremento de la incidencia acumulada por encima de las medias nacionales.

Los datos del informe en el que el Instituto de Salud Carlos III actualiza el impacto de la pandemia por autonomías pintan a la región en el mapa anaranjado y rojo de las tasas ascendentes, sobre todo junto a algunas áreas de Cataluña y Galicia, pero también al lado de León y Palencia, Badajoz o Granada.

El informe divulga la actualización de los datos hasta el pasado miércoles y su medición de la segunda oleada asigna a Asturias 3.741 casos con fecha de diagnóstico posterior al 10 de mayo, así como un 6,9 por ciento de hospitalizaciones -levemente superior a la media nacional del 5,1- y tasas igualmente tolerables y ligeramente superiores a los promedios del país en cuanto a los ingresos en UCI y defunciones, con 23 personas en cada capítulo que representan un 0,6 por ciento de los positivos detectados.

El progresivo incremento en la proliferación de casos, y la consiguiente dificultad para dominar la expansión de la pandemia se deja sentir, además, en el notable descenso que ha experimentado la capacidad para encontrar pacientes asintomáticos, una de las claves para el control de la proliferación de la enfermedad y una señal inequívoca de la eficacia y la intensidad en su seguimiento. Asturias, que llegó a ser a mediados de agosto la cuarta región con un nivel más alto de infectados sin síntomas detectados por PCR, ha pasado al furgón de cola a medida que se encabritaba la epidemia. Según el último informe, a 7 de octubre únicamente el 26,5 por ciento de los casos confirmados en la segunda oleada son asintomáticos, un porcentaje que sólo empeoran Cantabria, Galicia y Ceuta y que supera de forma sensible el cincuenta por ciento en el que se sitúa la media nacional. Seis de cada diez positivos encontrados en el Principado a mitad de agosto eran asintomáticos; esa magnitud ha bajado, iniciado octubre, hasta menos de tres de cada diez.