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El año del covid no dispara la mortalidad, pero agudiza la epidemia demográfica

Asturias baja por primera vez de los 3.000 nacimientos entre enero y julio y pierde una media de 25 habitantes al día, más que nunca

El año del covid no dispara la mortalidad, pero agudiza la epidemia demográfica

El año del coronavirus ha debilitado las defensas de Asturias contra su persistente epidemia demográfica. Actualizado hasta julio, el ejercicio de 2020 es el peor en este aspecto del que hay memoria en la región, el de mayor desequilibrio en los recuentos de nacidos y fallecidos y el de la pérdida de población más voluminosa, pero en año de pandemia la estadística no se resiente tanto de la inflación de muertos como del achique de los nacimientos. En contra de lo que cabría imaginar, 2020 no marca el récord de defunciones en el Principado de enero a julio. Las 8.233 registradas en esos siete meses por la Sociedad de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) han caminado a una media de 1.176 al mes o de casi cuarenta al día. Son elevadas, pero no llegan al máximo registro histórico a estas alturas del año. Hubo más muertes en 2015 (8.357), así que los fallecimientos explican peor que el descenso de los nacimientos la penuria insólita que se desprende, otra vez, de la actualización de la estadística demográfica asturiana.

El impacto del covid-19 sobre la mortalidad sí eleva la estadística hasta máximos históricos si se aíslan los meses más duros de la pandemia -de marzo a mayo-, pero se modera cuando se abre el plano y se considera todo el recorrido del año hasta julio. En un año marcado por la propagación de una infección a la que las cifras oficiales atribuían 340 fallecidos hasta julio, el cómputo de decesos de los primeros siete meses de 2020 supera en 522 el del mismo periodo del año pasado, pero solo en 173 la cifra de 2018, y es inferior a la de 2015. De hecho, el mes de esos siete con más defunciones registradas no es ninguno de los de la gran oleada de la pandemia, sino enero (con 1.412, frente a las 1.353 de abril), y es cierto que los 8.233 muertos del año rebasan en 446 la media de la década en este periodo, pero ni son el récord a estas alturas, ni tal vez la causa fundamental de que este vuelva a ser, y no se sabe cuántos van, el año de la serie histórica con más resta de población por la diferencia negativa entre alumbramientos y defunciones.

Más que del repunte de los muertos, eso es obra, sobre todo, de un nuevo desplome en el recuento de nacidos: por primera vez desde que hay noticia estadística, en los primeros siete meses del año han nacido menos de 3.000 niños en Asturias. La suma da 2.913, apenas 415 al mes y ni siquiera catorce al día para el hundimiento de una cifra que aún registraba 1.672 nacidos más no hace tanto, en el mismo periodo de 2011. De acuerdo con estas cifras, en resumen, cada día nacen catorce asturianos y mueren cuarenta, lo que, trasladado al menguado censo asturiano, cocina una vez más la pérdida de población más voluminosa de la que hay constancia: solo por motivos vegetativos, por la diferencia entre los nacimientos y las muertes y sin contar el efecto corrector de los movimientos migratorios, la región se ha dejado este año 5.320 habitantes en siete meses. La media sale a 760 menos al mes y 25 al día. Por primera vez en la historia de la dañada serie demográfica de la región, la resta parcial del periodo rebasa los 5.000 residentes. Es un 14,5 por ciento más que en el mismo periodo de 2019 y la merma registrada este año casi duplica la de los mismos siete meses de 2011...

A la tormenta del despoblamiento asturiano, y a las penurias que arrastra la región española que presenta los peores datos de natalidad y mortalidad incansablemente desde los años ochenta del siglo pasado, se ha sumado este año el inesperado "efecto covid". Su innegable aunque no demoledor impacto sobre los registros de defunciones se ha visto además agudizado por los recuentos más cortos de nacimientos que se habían conocido hasta ahora, con las secuelas descritas.

La afección del virus, y, en este caso, el parón generalizado del confinamiento y las estrictas condiciones y limitaciones que de pronto ha impuesto en el desempeño cotidiano de los ciudadanos, sí ha tenido impactos apreciables, por ejemplo, sobre los matrimonios celebrados en la región, súbitamente rebajados a sus mínimos históricos. La actualización al mes de julio de este atípico 2020 suma únicamente 817, con un extraordinario recorte de 1.014 respecto al mismo periodo del año pasado.

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