La exjefa de ETA Soledad Iparraguirre negó en el juicio por el atentado de las instalaciones policiales de Buenavista, el 21 de julio de 1997, que fuera la responsable de comandos legales y que se apodara Anboto, al tiempo que comentó: "No niego el dolor que hemos sufrido y causado, lo que quiero es que nos sentemos y no cerremos otra vez una puerta en falso".

La Audiencia Nacional dejó ayer visto para sentencia el segundo juicio en España, tras ser entregada por Francia, a Soledad Iparraguirre, ya condenada en julio a 122 años por ordenar el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo en 1995 en León.

"ETA declaró el alto el fuego hace ya casi diez años y se ha disuelto, y el colectivo de presos hizo su reflexión para aceptar la legalidad de la cárcel y demostrar que no somos los que ponemos impedimentos a que esto tenga una solución dialogada", declaró

Dos guardias confirmaron que la mujer fue la jefa de los comandos legales de ETA entre y 1993 y 1998, y añadieron que estaba obsesionada con atentar contra el Guggenheim de Bilbao, al que quería "tirar patas arriba".