El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria ha denegado de nuevo el tercer grado penitenciario al exconsejero de Educación José Luis Iglesias Riopedre, condenado a cinco años y dos meses de prisión por el "caso Marea". La magistrada respalda así la tesis del Ministerio Fiscal, que defiende que las patologías que sufre el exconsejero pueden ser tratadas en el centro penitenciario. Esta posición se sustenta en los informes de tres médicos forenses.

La abogada de la defensa de Iglesias Riopedre, Anabel Prieto Torices, había solicitado el pase a régimen de tercer grado y la libertad condicional del exconsejero aludiendo a "razones humanitarias". Pero sus peticiones han sido reiteradamente denegadas. En la solicitud de concesión del tercer grado, que es de semilibertad, la letrada basaba su petición en que su excarcelación había sido una propuesta de la Junta de Tratamiento del Centro Penitenciario de Asturias que, de forma expresa, se reunió para analizar su caso ante el empeoramiento que ha experimentado en los últimos meses, especialmente al padecer varias patologías previas, sobre todo de corazón, y haber cumplido ya los 80 años.

La Fiscalía se opuso a esa concesión alegando que las patologías que sufre Iglesias Riopedre pueden ser tratadas en el centro penitenciario, donde también está en seguimiento médico. Añadía además que la salida de la cárcel de José Luis Iglesias Riopedre dejaría sin efecto el fin último de la pena, como es la reinserción social del penado. Según el fiscal, sería "desmoralizador" para la sociedad que el exconsejero no cumpliera siquiera la cuarta parte de una condena impuesta por la Audiencia Provincial y ratificada por el Tribunal Supremo.

El equipo técnico de la cárcel de Asturias había rechazado la excarcelación de Riopedre, al considerar que no concurrían las circunstancias. Riopedre está ingresado en el módulo de enfermería de la cárcel, donde hay siete personas mayores de setenta años, y también algún octogenario como el exconsejero de Educación.

Fuentes conocedoras de su situación en la prisión indicaron que Riopedre está sufriendo mucho psicológicamente con su estancia entre rejas. Nunca aceptó que hubiese cometido delito alguno, aunque los jueces han dado por acreditado que cometió cohecho para beneficiar a su hijo, y no a sí mismo. En la enfermería está rodeado de presos con problemas mentales y otras personas que, como él, sufren graves patologías.