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Un algoritmo asturiano contra los rebrotes

Varias empresas tecnológicas se unen para comercializar un sistema que permite estimar y detectar posibles contagios en eventos y restaurantes

Varios informáticos asturianos trabajando en el dispositivo de rastreo. ÁNGEL GONZÁLEZ

Un algoritmo ideado en Asturias puede ayudar a luchar contra el coronavirus. O, al menos, a mantenerlo a raya y que las olas de contagios acaben siendo solo una pequeña marejadilla. Sobre todo, cuando esos rebrotes se dan en algún evento, en el teatro, en el cine o en restaurantes. La idea la ha tenido un grupo de empresas tecnológicas de la región -más algún profesional de ese campo que ha sumado sus conocimientos por el bien del proyecto- y, de hecho, ya la han estado probando con bastante éxito y buenos resultados desde el verano para acá. El algoritmo ha tomado forma y ahora es un pequeño aparato -que funciona mediante bluetooth- como el que se ve en la fotografía que acompaña a esta información que se pone al cuello y permite hacer un rastreo exhaustivo de los contactos que la persona que lo lleva puesto tenga. Y, evidentemente, levantar la voz de alarma si ha estado en contacto con algún positivo. Tan buenos son los resultados obtenidos que ya están comenzando a comercializarlo.

Sus inventores están tan convencidos del éxito que aseguran que este pequeño dispositivo será capaz de hacer que la actividad económica repunte de una vez, facilitará la vida a los rastreadores, será capaz de atajar de forma temprana un rebrote y permitirá que ciertas actividades puedan volver a ponerse en marcha sin riesgo. Por ejemplo, permitirá que los cines y los teatros puedan aumentar su actual aforo, ya que los espectadores estarán mucho más controlados, y, lo que ansían muchos, sería posible volver a llenar las gradas de los campos de fútbol, como el Carlos Tartiere y El Molinón.

Una de las razones del impulso de este sistema, explica Enrique Jáimez, director general del Clúster Tic Asturias -la asociación que agrupa a las compañías tecnológicas asturianas-, es el rechazo que generan algunas aplicaciones para el móvil, como RadarCovid, que, por una cuestión u otra, ha conseguido tener pocas descargas. Menos de lo deseado para poder mantener el coronavirus a raya. "Esto nuestro es un complemento", asegura. Al sistema lo han bautizado Cercadti.

"Ahora los eventos (como las ferias empresariales o actos similares que se organizan) son los que nos permiten salir un poco del confinamiento. La gente quiere salir e ir al teatro a los espectáculos deportivos o a un restaurante" señala. El aparato funciona de la siguiente forma: cuando el espectador o cliente entra en algún espacio donde vaya a tener lugar un acto (o puede ser también un negocio privado, como un restaurante), se le da uno de estos aparatos, que va monitorizando sus movimientos. Sabe qué contactos tiene y con quién habla, y dónde se para el tiempo suficiente como para ponerse en riesgo y exponerse al covid-19.

En la calle, sostiene Jáimez, el riesgo de contagio es mínimo. Sin embargo, a cubierto, en lugares donde haya mucha concentración de personas, el riesgo se dispara. Eso es lo que analiza precisamente la fórmula ideada por los informáticos asturianos. Uno de los ideólogos del proyecto, José Luis Suárez, asegura que lo importante es medir cuánto tiempo pasas con una persona que pueda estar contagiada y a cuánta distancia.

Ya han participado en varios eventos que se han celebrado en la Feria de Muestras, en el Parque Tecnológico de Gijón y en la propia cafetería de ese recinto empresarial, lo que les ha generado un enorme volumen de datos que han estado procesando y a partir de los que han visto que de verdad el algoritmo que han diseñado es eficaz y funciona para poder controlar los rebrotes en este tipo de entornos. "Con esta fórmula matemática podemos llevar un control al minuto de lo que está ocurriendo en esta clase de eventos", señala Jáimez. Eso permite tomar decisiones sobre la marcha. Es decir, cerrar el acto si se comprueba que se está produciendo algún contagio.

La fórmula en sí es muy sencilla. Viene a combinar el tiempo que cada uno se pasa en contacto con otra persona, la distancia que guarda y el lugar en el que está (es decir, si es en el exterior o en el interior). Mediante el algoritmo, además, explica José Luis Suárez, se pueden llegar a tomar medidas preventivas. Se puede calcular el nivel de riesgo que hay en algún evento que está próximo a celebrarse y, de esta forma, darle una herramienta más a las administraciones para que puedan tomar las soluciones que determinen adecuadas. En este caso, el secreto está en poder "cuantificar", en poner cifra a los riesgos y a las curvas de posibles contactos, añade Suárez.

Ahora, las compañías involucradas en el proyecto están comenzando ya a comercializar este sistema. Con un enorme éxito, ya que la demanda del producto está comenzando a subir como la espuma.

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