Asturias tiene unas condiciones ideales para el desarrollo de la apicultura y la producción de miel de calidad. La gran variedad de flora existente en la región proporciona a las mieles asturianas una gran diversidad. Desde las más florales asociadas a zonas de montaña, a las más claras y frescas de la rasa costera. Son características que determinan que este producto sea muy apreciado por el consumidor. La apicultura está fuertemente vinculada a las explotaciones familiares agrarias de la región. Hasta finales del siglo XIX la miel fue el único edulcorante y la apicultura asturiana, una actividad complementaria de los agricultores en el medio rural, permitiéndoles disponer no solo de la miel, sino también de cera, un valor de cambio importante para la economía familiar. También jugó un papel destacado en el aprovechamiento del monte, donde hoy todavía se utilizan las antiguas construcciones asociadas a este producto como son los talameiros o talameras y los cortinos. Modelos que servían para proteger las colmenas de los ataques de animales salvajes.

El sector ha ido transformándose y muestra una clara tendencia a la profesionalización y a sumar valor añadido a sus producciones. La marca "Alimentos del Paraíso" contribuye a impulsar el sector, haciendo que los productos de la región sean identificados como tales y, al mismo tiempo, relacionados con los valores de calidad y sostenibilidad asociados a la marca Asturias. En esta línea se enmarca también el impulso de la indicación geográfica protegida (IGP) Miel de Asturias, que permitirá comercializar la miel del Principado con esta certificación comunitaria. Pero la miel es además un valor ecológico, ya que la apicultura tiene un papel fundamental en el mantenimiento de la biodiversidad. También son esenciales en lucha de la Administración regional contra la avispa velutina.