Tras casi dos décadas de andadura, la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternera Asturiana no ha parado de crecer, situándose como la cuarta denominación de origen de España. Hoy su carne está considerada como una de las mejores de Europa. El valor comercial para el sector primario ha pasado de los 2 millones de euros iniciales a los 33,6 millones en 2019, y su certificación roza ya los 100 millones de kilos.

"El Consejo Regulador tiene la responsabilidad de transmitir los valores que distinguen su producción: sostenibilidad, trazabilidad, respeto por el bienestar animal, garantía al consumidor y una apuesta decidida por contribuir a un mundo rural más profesional e igualitario", afirma Elena Cebada, directora técnica de la marca. El sello de calidad realiza una apuesta firme por la responsabilidad social corporativa, no solo controlando el bienestar de los animales y dando garantía al consumidor, sino apoyando al medio rural y, en especial, a las mujeres y a los jóvenes que deciden dedicarse a este tipo de ganadería en el Principado.

Por ello, en su comunicación siempre está presente una idea clara: la importancia de las personas que con su esfuerzo diario sacan adelante el proyecto de Ternera Asturiana, al que cada vez se unen más jóvenes, y mujeres jóvenes, y que sin duda son imprescindibles para el futuro de la marca y del sector agroalimentario de Asturias. "En la ganadería de carne asturiana hay un enorme futuro, sobre todo porque tenemos un producto de excelente calidad bajo cualquier parámetro que se quiera aplicar", señala Cebada.