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Un cordón sanitario para contener y concienciar

Los expertos apoyan el cierre de Gijón, Avilés y Oviedo y las restricciones horarias: "Las alertas naranjas que aplicábamos habían dejado de funcionar"

Un cordón sanitario para contener y concienciar

Contener y concienciar. Los expertos coinciden en que el motivo que lleva a las autoridades de todo el país a acotar la movilidad -ya sea por zonas básicas de salud, como en Madrid, o por núcleos urbanos, como ahora en Asturias-, radica en la necesidad de frenar la transmisión del virus, sí, pero también en la de forzar la responsabilidad ciudadana. Limitar la entrada y salida de Gijón, Avilés y Oviedo supone, más allá de blindar las zonas con mayor nivel de contagios y evitar "escapadas" de ocio, enviar un mensaje de alerta: el virus ha vuelto antes de lo previsto y con más fuerza de la esperada. El cierre regional es un cordón sanitario que también en ciudades como Madrid se está aplicando (aunque con bastantes licencias y no pocas críticas) para reducir al máximo el impacto económico de una clausura total. Y nace, a ojos del médico de familia y experto en salud pública Javier Padilla, con tres tipos de objetivos: acotar la expansión geográfica del virus, limitar la actividad social innecesaria y dar un toque de atención a la ciudadanía.

Padilla entiende que para los asturianos pueda parecer raro que este cordón afecte al gran grueso de la población y a las zonas más gentrificadas. En redes sociales muchos usuarios de las ciudades afectadas bromeaban ayer al conocer que no podían ir a una zona rural al aire libre pero sí a una terraza repleta a mitad de la tarde al lado de su casa. El facultativo justifica así esta medida: "Es fácil de implementar y no supone un gran trastorno viendo las excepciones previstas. No solo protege la transmisión a zonas no perimetradas del área rural, sino también a las propias ciudades más afectadas, que juegan con niveles de infección diferentes. También se evita traspasar casos de Gijón a Oviedo". El exdirectivo de la OMS Daniel López Acuña adopta una posición casi exacta. "Es verdad que lo más claro es decir que estamos hablando de un cordón sanitario para evitar que el virus se propague desde zonas más afectadas. El de Asturias tiene muchísimo más sentido que el de Madrid, que intenta limitar por zonas básicas de salud a un virus que ya se transmite a alto nivel por toda la comunidad. La de Asturias es la misma idea, pero aplicada con más responsabilidad", asegura.

Cualquier limitación a la movilidad tiene un impacto casi inmediato en la transmisión del virus, pero también reduce el número de contactos estrechos por cada infectado. "Al final, el cierre geográfico y el límite horario al ocio nocturno lo que hace es reducir la oferta de actividad. Nos vamos dirigiendo cada vez más a los hogares porque vamos cancelando planes", completa Padilla.

También expertos de la consejería de Salud asturiana justifican así la eficacia del cordón sanitario y el cierre de bares a las once de la noche. "Ayuda a que menos gente salga de casa y acabe viendo a menos gente y, de paso, facilita en gran medida la supervisión a cargo de la Policía. Simplemente es lo más práctico", concretan. Padilla añade: "No provoca un gran trastorno, teniendo en cuenta la situación de ahora mismo, y de paso reduces longitudinalmente el nivel de exposición. Si cierras tu bar a las once, y esta es la clave, la cantidad de gente que atendiste será menor, y por tanto será menor la gente que, de estar infectada, haya podido contagiar a su entorno".

Criticar medidas restrictivas porque un virus contagia a cualquier hora del día es, para López Acuña, una "tontería". "Claro que es así, pero es innegable que buena parte de los contagios actuales están vinculados al ocio nocturno y a las reuniones de amigos y familiares. El toque de queda en Francia es similar al que se plantea aquí", concreta, aunque cree que la medida se queda corta: "Habría que poner el toque de queda a las diez de la noche y no a las doce. Estamos a tiempo de replantear la propuesta".

El cierre, por último, envía un mensaje claro a una sociedad que empieza a estar cansada de estar siempre en alerta y que ve ahora una escalada en los contagios tal vez demasiado rápida. Es una sensación que podría verse más clara en Asturias, una región que se había quedado a cero en el marcador de infectados durante las más de dos semanas de incubación y había, por tanto, erradicado por completo la presencia del virus que en verano había dado pie a la esperanza. "Ya se ha probado que la gente está cada vez más harta y que los gestores ven necesario escalar las medidas, endurecerlas. El cordón sanitario en Asturias es potente porque animará a la gente a cancelar parte de sus planes, a quedarse en casa", completa Padilla. Este mensaje de alerta viene a lanzar una idea que de primeras suena paradójica: que la manera de evitar un confinamiento es autoconfinarse. Y la ventaja de cumplir lo segundo es que las salidas esporádicas, que de momento podrían mantenerse si se hacen con responsabilidad y en grupos reducidos, van libres de multa. "Si nos confinan otra vez no podremos salir ni a pasear, recordémoslo. No se trata de salir hasta que nos dejen, sino de dejar de salir ya, autoconfinarnos, salvo por cosas muy concretas", pide López Acuña.

Por permitirse el paso de trabajadores, estudiantes y cuidadores, el cordón sanitario tiene bastantes fugas. "Es un primer paso, pero tenemos que ir haciéndonos a la idea de que no viviremos una Navidad en absoluto normal. Espero que no nos tomemos esto en serio ahora para justificar una reunión numerosa el día de Nochebuena. Diciembre será un gran riesgo", opina Padilla. "Ojalá el estado de alarma nos ayude a incrementar aún más las restricciones. A estas alturas, las veo insuficientes. Todo va perdiendo efecto, las alertas naranjas también dejaron de funcionar", concluye López Acuña.

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