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"Es una barbaridad, se arruina por completo el servicio de cenas"

Marcelino Orviz.

Marcelino Orviz tiene 65 años y ha soportado tres crisis. La del cierre de los Astilleros en Gijón, que significó el fin de su local en la avenida Pablo Iglesias durante la década de los ochenta; la crisis de 2008, que hundió su empresa de construcción, y ahora la crisis del coronavirus que amenaza de muerte sus dos negocios, la sidrería Casa Rubiera en la céntrica calle Langreo de Gijón y la cafetería Arrieta, en la calle Donato Argüelles. "Que tengamos que cerrar a las 23.00 horas es una verdadera barbaridad", anuncia. "En Asturias, la gente no cena a las ocho de la tarde. Esto arruina por completo el servicio", teme. "Los hosteleros solo queremos trabajar. Está bien que el toque de queda sea a las 00.00 para evitar desmanes, como los botellones", postula el veterano empresario. "Lo que no se puede hacer es castigar siempre a los mismos, siempre a los hosteleros", protesta. "Esto traerá consecuencias, tanto para los dueños como para los trabajadores que se verán perjudicados", cierra.

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