El paso atrás en la crisis por coronavirus en Asturias ha sido radical en las últimas dos semanas y todo apunta a que el virus vuelve con fuerza a las residencias de ancianos. Salud notificó ayer un total de 215 ancianos infectados entre los pasados días 18 y 24 de octubre, solo una semana. Preocupa especialmente la evolución de la residencia Palacio de Leceñes en Siero, que en los días citados acumulo 54 diagnósticos, y la de la residencia El Lauredal de Gijón, que registró otros 51. En el mismo periodo de tiempo fallecieron diez personas institucionalizadas en geriátricos regionales. Once centros se vieron afectado por brotes.

En esa semana (Salud no tiene todavía los datos acumulados ni activos por cada centro), el foco epidémico se centra en Gijón, la ciudad con tasas epidémicas más altas actualmente (que aglutina seis de los once centros afectados. Son las residencias Dalia (8 casos), Espíritu Santo (3), Hospital Gijón (14), San Antonio (38) y La Mixta (3), además de los citados 51 casos en El Lauredal. El otro brote más numeroso está en Oviedo, en la residencia Santa Elena, que en la semana citada notificó 29 positivos en residentes. El resto, el centro Larrañaga-Quirinal (Avilés), el geriátrico de Sotiello (Aller) y la residencia de Teverga sumaron cinco casos cada uno, si bien muchas de ellas, como la de Aller, están ahora ultimando el estudio de casos y los cribados entre empleados y acabarán notificando hoy o mañana nuevos contagios. En Sotiello, según explicaron desde el entorno de la residencia, ya hay dos positivos confirmados en la plantilla.

El repunte en las hospitalizaciones y ahora en las residencias supone un punto de inflexión para una segunda ola que hasta ahora se esperaba que fuese a pasar más bien de puntillas, al menos, por los geriátricos. Servicios Sociales aplicó protocolos muy estrictos al inicio de la pandemia y había llegado a cambiar los requisitos para poder declarar brote (y por tanto cerrar visitas de familiares y salidas al exterior) con solo un caso confirmado. Ahora ya ha vuelto al mínimo de tres contagios para activar la alerta. La pandemia, aproximándose a las consecuencias que se vivían en abril, ha exigido ampliar la capacidad del Centro de Referencia para personas con Discapacidades Neurológicas (Credine) de Barros, en Langreo, que duplicó esta semana sus camas y puede albergar ahora a 120 personas. Este recurso, pensado para cuidar a pacientes de carácter más leve, se ha dirigido casi en exclusiva al perfil geriátrico, pero según fuentes sanitaria una nueva ampliación se antoja difícil por la falta de enfermeras en la bolsa de empleo.

Varios de los centros afectados, sin embargo, explican que intentarán evitar a toda costa derivar a sus ancianos a este tipo de recursos externos, una medida que sí parecía más habitual en la primera ola. "Vamos a tratar de cuidarlos nosotros en plantas aisladas. Esta es su casa y mandarlos a un lugar que no conocen les afecta mucho. Ya tenemos protocolos y material, podemos hacernos cargo", explicaron ayer desde el Hospital Gijón. Los datos compartidos por Salud, sin embargo, no incluyen datos acumulados de este mes, pese a que sí habían trascendido otros brotes similares. "Los datos reales son bastante más graves", aseguran los sindicatos de centros afectados.