Asturias vive pendiente de las cifras de contagio por covid-19 y de si el constante y vertiginoso incremento diario provocará un confinamiento domiciliario similar al de la pasada primavera. Pero no es tan fácil. Según los juristas, para poder aplicarlo es necesario que el Gobierno de Pedro Sánchez apruebe un nuevo decreto de alarma sanitaria que incluya esa posibilidad, porque en el actual no se contempla. De ahí que el Ejecutivo asturiano, como el resto de comunidades autónomas, espera a la evolución de los datos durante la próxima semana y a la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para saber si será posible o no volver a confinar en casa. En el centro de la diana figura Gijón, la mayor urbe de Asturias y con unos 1.500 casos en los últimos 14 días, de los que casi el millar corresponden a la última semana.

Salud ha advertido a los ayuntamientos de que si las medidas adoptadas hasta ahora, con cierres perimetrales y el toque de queda, no dan resultado y la curva de contagios empieza a bajar, habrá que adoptar decisiones más radicales, con el confinamiento domiciliario en un horizonte próximo.

Sin embargo, según las fuentes consultadas, los servicios jurídicos del Principado han advertido al Ejecutivo regional de que no puede adoptar esa decisión con el estado de alarma aprobado por el Gobierno la semana pasada. Según su interpretación, en él deben constar las medidas que se pueden adoptar, como ocurre con el toque de queda. Y el confinamiento domiciliario de la población no figura.

Para poder aplicarlo habría dos opciones. Una sería que el Gobierno central decretase un nuevo decreto de estado de alarma con un confinamiento domiciliario general y para todos los españoles, como en primavera, lo que no tiene visos de que vaya a ocurrir. Así que queda la segunda posibilidad: un nuevo decreto en el que se dé potestad a las comunidades autónomas para implantarlo y gestionarlo, a semejanza del toque de queda.

Fuentes próximas al Ejecutivo asturiano aseguraron que “se están agotando todas las posibilidades antes de optar por el confinamiento. Hay que esperar unos días para saber si las medidas adoptadas dan resultado o no”. Pero lo cierto es que el confinamiento domiciliario ya está sobre la mesa, y con Gijón en el epicentro del problema.

La mayor dificultad que tiene Asturias se concentra en el área central, no solo porque es donde se condensa la mayoría de la población, sino también porque existe mucha movilidad e interrelación entre los habitantes de unos municipios y de otros. “Las personas se mueven para ir a trabajar a los principales núcleos de actividad económica y regresan después a sus domicilios, y las relaciones sociales se mantienen también fuera del ámbito laboral. Y eso es muy difícil de controlar si no lo hace uno mismo”, aseguraron las mismas fuentes.

Los concejos de Gijón, Oviedo, Avilés y Siero concentran la mayor parte de los positivos y también de ingresos hospitalarios, cuyo incremento está obligando a sus responsables a adoptar medidas excepciones para habilitar incluso espacios comunes.

La situación es de tal magnitud que ante el riesgo de que las cifras de contagio sigan al alza, Salud ha contactado con las clínicas privadas para solicitar su apoyo, aunque no será hasta principios de la semana próxima cuando especifique en qué sentido planteará la colaboración en esta segunda ola de la pandemia por coronavirus.

El consejero de Salud, Pablo Fernández, ya advirtió a los alcaldes asturianos de que la incidencia epidemiológica del covid-19 en Asturias, como en el resto de España y de Europa, “está teniendo un desarrollo desfavorable”. También que el Consejo de Gobierno del Principado aprobó la prórroga del decreto que limita la movilidad y que incorpora 45 medidas, de las que 28 son de carácter obligatorio y 17 recomendaciones, “lo que no implica que sean menos importantes, sino al contrario, son muy trascendentes, como que no se participe en encuentros sociales ni reuniones entre no convivientes”.