El mundo educativo se adapta a la nueva situación y proyectos como el Programa de Liderazgo para el Aprendizaje impulsado por EduCaixa en Asturias, cobra más realce que nunca en el desarrollo de un curso repleto de retos que los centros afrontan con ganas y optimismo.

Un buen ejemplo se encuentra en el IES Roces de Gijón, con un atractivo proyecto dentro del Programa, tal como explica Begoña Seijo, directora del Instituto.

“A finales del curso 2018-19 desde la Consejería de Educación se nos invitó a participar en este programa de gestión de liderazgo pedagógico. En ese momento estábamos planteándonos mejorar la acogida al profesorado y alumnado que se incorporaba a lo largo del curso y vimos una posibilidad de aprovechar esta iniciativa. Si en aquel momento nos parecía interesante, dadas las circunstancias actuales entendemos que las prácticas innovadoras deben orientarse a prepararnos para estas situaciones imprevistas”, indica la profesora.

El pasado marzo la pandemia cogió a todos por sorpresa, días antes del confinamiento nadie se planteaba que los centros educativos fueran a cerrar físicamente y en menos de una semana todo cambió. “Desplegamos una actividad frenética para organizar una atención adecuada al alumnado y para estar ahí como referente y apoyo al profesorado. Tuvimos que poner en práctica un sistema de liderazgo pedagógico partiendo de que muchos alumnos no disponían de medios en sus hogares, de que se usaban distintas plataformas digitales y debíamos unificar su uso, el profesorado necesitaba formación específica para seguir criterios comunes en la gestión del aula desde casa… entre todos buscamos que nadie se quedase descolgado y estamos orgullosos de haberlo conseguido, con un esfuerzo no solo en horas sino también emocional por parte de tutores, profesores, departamento de orientación, equipo directivo… De todas estas actuaciones sacamos conclusiones sobre los problemas que habíamos detectado y qué soluciones podríamos aplicar”, asegura la directora del IES Roces.

“Durante el mes de julio planificamos el curso calculando que la situación sanitaria nos siguiera poniendo las cosas difíciles; estamos en contacto con las direcciones de otros centros, no solo de la localidad y la comunidad, con las que tenemos en común las características propias del sistema educativo, sino con otros centros participantes en el Programa de Liderazgo para el Aprendizaje de la Caixa. Si bien el sistema de gestión tiene muchas diferencias, el alumnado y la problemática del día a día son similares. Es un proceso enriquecedor poder compartir experiencias que fortalecen las relaciones y el aprendizaje”, dice Seijo, desde un centro que participa en casi todas las convocatorias de programas de innovación que llegan. “Supone una carga de trabajo adicional, pero nos permite una flexibilidad para adaptarnos a las problemáticas que nos vamos encontrando, a propuestas del profesorado, a las peticiones de las familias… muchas de las actividades que ponemos en práctica serían inabarcables sin la participación en este tipo de programas. Como ejemplo uno de los programas nos ha permitido atender al alumnado en el mes de julio para que pudiera afrontar con más posibilidades de éxito este curso, hemos podido prestar equipamiento al alumnado durante el trimestre de confinamiento, hemos trabajado retos de convivencia y cooperación aunque no pudieran verse cada día en clase”, recalca la docente.

A la hora de valorar en qué ayuda esa experiencia innovadora para afrontar la situación, Seijo explica que al tener tantos proyectos en marcha resulta más fácil detectar carencias en los recursos del alumnado, no solo de equipamiento sino en destrezas, las necesidades de formación específica del profesorado para utilizar las herramientas metodológicas disponibles en los tres escenarios posibles (presencialidad, semipresencialidad y confinamiento). “Hemos dado una revisión completa a la organización del centro para adaptarla a las nuevas condiciones de espacios y protocolos. Remamos todos en la misma dirección. Toda crisis implica un cambio, debemos aprovechar este escenario para aprender que la innovación, la participación en programas y el trabajo en equipo no tiene que ser solo un fin, sino un medio”, concluye Seijo.