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Asturias, un oasis sin virus en verano que “se confió en exceso”, dicen los expertos

La segunda ola, más rápida de lo previsto y potenciada por un “efecto arrastre” desde Gijón, pilla a una región “que ya creía haberse librado”

Paseantes en el Muro de San Lorenzo este verano

Sobre qué llevó a Asturias a pasar de ser un oasis libre de virus en verano, a rozar una saturación hospitalaria ahora preocupante, hay más hipótesis que certezas. Se sabe que la evolución de las dos últimas semanas de octubre fueron “catastróficas” y que la incidencia de contagios en Gijón empezaron a crecer exponencialmente en un plazo de apenas 10 días. La explicación hasta ahora más plausible, a juicio de los expertos, es la suma de dos factores: la evolución imprevisible de un virus acostumbrado a dar sorpresas y un posible exceso de confianza de una región que se había acostumbrado a ser “líder”, en España.

Para el exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña, Asturias “está pagando ahora mismo la factura de una relajación excesiva en los meses de verano”. “Nos confiamos porque parecía lógico: nos había ido bien y en verano éramos una especie de oasis de baja incidencia de un virus que estaba mucho más activo en el resto de España. Eso dio lugar a actividades gregarias, a quedar con familiares y amigos, a ir a los chigres, a las sidrerías, a las terrazas, a los restaurantes. Y tal vez sin tener que estar tan pendientes de la distancia social o de estar en lugares bien ventilados”, opina, aunque también aclara que, “ya antes del verano, todos alertábamos de una segunda ola hacia octubre” y “la única diferencia ha sido que ha llegado antes de lo previsto y cuando muchos todavía creían haberse librado”.

La previsión de que la segunda ola llegaría por estas fechas era sabida, pero se esperaba “más margen de maniobra”. “Los cambios de temperaturas sabíamos que nos iban a influir. La biología del virus hace que tenga más patogenicidad en meses fríos y nosotros, como ciudadanos, tendemos a resguardarnos en interiores. Tal vez no fuimos del todo conscientes de que estando con amigos y familiares también había que vigilar que esos interiores estuviesen ventilados y todos llevásemos mascarillas”, aclara Acuña, que no obstante pide “contextualizar” este balance. “Nada de lo que está pasando aquí ahora es raro. Está pasando a nivel europeo y Asturias no presenta curvas de incidencia mayores que otros lugares. Estamos pagando la factura de habernos relajado, pero no más que la que está pagando Bélgica o Reino Unido. Lo raro fue confiarse”, completa.

A juicio de Mauricio Telenti, especialista en enfermedades infecciosas, lo de este octubre en Asturias “era de esperar”. “Basta con que las tasas suban un poco, como ya pasaba en septiembre, para que la cosa se descontrole. Y sí parece claro que esa sensación de ser un paraíso libre de virus nos hizo ir con menos cuidado y, después, no concienciarnos a tiempo. Es cierto que todo cambió muy rápido, pero también que cuando pasó el verano y dejamos de tener la hipótesis del turismo, los contagios siguieron creciendo”, expone.

Desde Salud, los expertos aclaran que hasta ahora el gran repunte de contagios que pilló más de sorpresa al Principado fue el de Gijón y que, como la ciudad más poblada de Asturias, no puede descartarse un “efecto de arrastre” al resto de la provincia. “El otro gran factor a tener en cuenta es la fatiga pandémica. Ese punto heroico que tuvimos en marzo, cuando decíamos que si nos esforzábamos íbamos a estar mejor, ha perdido toda eficacia. No todo el mundo puede permitirse renunciar a ciertas cosas en su vida”, asevera.

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