La segunda ola de coronavirus en Asturias avanza de forma confusa con una segunda bajada consecutiva en el número de contagios (con 194 notificados ayer y 284 el día anterior respecto a los alrededor de 400 de los días previos) pero un nuevo repunte de fallecidos en 24 horas, once, que supone el nuevo récord de muerte diarias por la pandemia desde verano y el más alto desde el día 22 de abril, cuando se registró la misma cifra. Este balance de ayer, no obstante, debe interpretarse con cautela, porque la bajada de casos fue también acompañada de una menor realización de pruebas PCR (3.133, unas mil menos de lo habitual) y arroja una tasa de positividad estable –y alta– del 6,19%, por lo que sigue amenazando la capacidad asistencial de los hospitales, saturados a más del 80% en Gijón, Avilés y Oviedo. Ayer ingresaron 55 asturianos en planta y otros 9 en UCI. Los fallecidos tenían entre 73 y 103 años. Cuatro vivían en residencias.

Once fallecidos, la mayor cifra desde abril

La red hospitalaria pública está dotada de “unas 3.000 camas”, indicó ayer Conchita Saavedra, gerente del Sespa, y ayer estaban ingresados en planta 572 enfermos de covid-19 (entre confirmados y sospechosos), además de 99 en UCI. Es decir, un total de 671 pacientes. Se activarán todos los espacios posibles. Ya alberga positivos el Hospital de Arriondas, esta semana empezará a hacerlo el de Cangas del Narcea y la semana próxima el de Jarrio. Además, se estima que el lunes próximo estén habilitadas las 144 camas el hospital de campaña del recinto “Luis Adaro”, de Gijón, que en la pasada primavera no llegó a estrenarse. El Centro de Enfermedades Neurológicas de Langreo (Credine) duplicó hasta 120 su número de camas (ayer por la tarde ya tenía a 73 ingresados) y también se puede ampliar la capacidad del Hospital Monte Naranco, de Oviedo, que ayer tenía 138 ingresados, 43 por covid. También se prevé convertir la residencia universitaria Ramón Menéndez Pidal (Oviedo) en un hotel para sanitarios. Y hoy Salud se reunirá con los hospitales privados para estudiar su colaboración.

Todo mientras se busca una reorganización del personal (trasladando a espacios covid a enfermeras de quirófanos y de consultas y haciendo “cuadrillas” con médicos de distintas especialidades) que permita abrir los nuevos espacios. “El problema es que un enfermero de UCI no lo consigues en dos días. Y el aluvión de ingresos esta última semana fue insólito”, opina David Zuazua, enfermero de UCI en el HUCA.