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El tamaño de Asturias aconseja restricciones generales, opinan los epidemiólogos

Cerrar establecimientos en toda la región contiene la movilidad mejor que por concejos, argumentan

Transporte público en la época del coronavirus

Para las dimensiones de Asturias, una autonomía pequeña muy acostumbrada a la movilidad entre municipios, y dado el fuerte impacto ascendente que la oleada de otoño ha adquirido en la región, la receta epidemiológica es una actuación homogénea en todo el territorio. A la pregunta que quiere saber por qué se cierran comercios, bares y restaurantes en toda Asturias, y no por zonas, o en función de la incidencia desigual de la pandemia en cada concejo, los epidemiólogos consultados dudan, con algún matiz, de la eficacia que tendría una acotación municipal de las medidas de contención del virus.

El mapa asturiano de impacto revela diferencias muy notables entre municipios, pero llegados al punto que ha alcanzado la curva epidémica en este otoño difícil, y teniendo en cuenta “el número de casos que tenemos”, un cierre selectivo por concejos haría “muy fácil que se escapasen casos, incluso aunque se hayan establecido restricciones a la movilidad” mediante cierres perimetrales municipales. Habla el gijonés Usama Bilal, profesor de Epidemiología y Bioestadística de la Drexel University, en Filadelfia, que viene de añadir a este argumento la conciencia de que en Asturias “los cierres generalizados tienen sentido, especialmente porque las áreas con menor incidencia son también las más vulnerables, al tener a la población más envejecida”.

Su convicción avanza hacia la certeza de que el cierre de locales, “especialmente el interior de los bares, estaba justificado en toda la región incluso cuando teníamos muchos menos casos, dado el riesgo de estos establecimientos”, y coincide en su base con la versión de Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con la vista puesta en las vulnerabilidades de una población envejecida y en los problemas que anuncia un nivel de ocupación de las UCI que duplica la media nacional, Acuña estima convenientes las medidas unificadas a escala regional argumentando que “si no lo hiciésemos así, la gente se movería de sitios con menos restricciones a otros donde no las hay para realizar actividades de ocio o acudir a locales de hostelería”. Y prosigue: “Asturias es una autonomía pequeña, con mucha interacción entre municipios”, con lo que decretar de forma generalizada el cierre de bares y comercios “tiene todo el sentido”. Galicia no lo ha hecho. Ha cerrado solo los municipios más acosados por el virus, pero allí, objeta Acuña, tienen “una incidencia menor y una presión asistencial más reducida”, lo que les habilita para “adoptar medidas menos severas”.

Pedro Arcos, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, especializado en medicina preventiva y pandemias, aceptaría un matiz. El cierre de establecimientos “podría suprimirse en los concejos” con más baja incidencia del virus, pero apunta expresamente “la excepción de los bares”. “En los municipios más pequeños se podría afinar un poco más”, afirma el experto, que entiende que el modelo gallego de normas a escala municipal se podría aplicar en Asturias, “aunque con mayor riesgo, porque la población asturiana está más concentrada en el área central”.

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