Las plazas de los ayuntamientos asturianos, de Carreña de Cabrales a Avilés, pasando por la plaza de España en Oviedo o Benia de Onís, han sido esta mañana escenario de las concentraciones convocadas por la patronal de la hostelería de Asturias, Otea, y a la que han acudido el resto de sectores afectados por la pandemia: desde comerciantes a agentes de viajes, pasando por negocios culturales y de ocio.
Su objetivo era muy claro: insistir en la presión a las administraciones para que contemplen más ayudas, más ágiles y reaperturas posibles de negocios que, a día de hoy, sólo avistan la ruina. La protesta además se producían con buenas expectativas porque en pleno momento de queja en la calle trascendía la intención del Principado de anunciar sus nuevas medidas para flexibilizar la actividad comercial.
Pero la intención se frustró unas horas después a la vista de los malos resultados de la epidemia en la región: 605 contagiados nuevos, la cifra más alta de todo el año, con algo más de un 10% de positividad y con once fallecidos más a contar en el registro más duro.
La concentración estaba convocada a nivel nacional por Hostelería de España, pero desde su difusión recibió el apoyo de varios colectivos, como la de Otava (asociación de operadores turísticos y agencias de viajes de Asturias), la asociación de turismo rural Arca, también de guías turísticos, de proveedores, transportistas, comercio, taxista o entidades relacionadas con la cultura y el ocio. Todos llevan días encadenando sus protestas en la calle: a falta de actividad que les tenga ocupados y les permita el sustento, se ocupan en que los gobernantes no les pierdan de vista.
Precisamente por eso otro colectivo que también ha hecho ver en las calles asturianas su delicadísima situación son los músicos, orquestas, técnicos de luz y sonido que viven del espectáculo en la región. Ayer tomaban los aledaños de la Junta General del Principado para clamar por su situación de ruina en la que les deja la inactividad.