“Abandono emocional”. Eso es lo que denuncian los hijos de una ovetense que reclaman poder estar con su madre en el hospital, ingresada tras operarla dos veces en menos de una semana y que psicológicamente está muy afectada por la soledad. “Mi madre tiene 80 años, pero es una mujer tremendamente activa. Se comunica por Whatsapp, sabe hacer videollamadas, lee los periódicos digitales y en papel, cocina para sus hijos y sus nietos... Y ahora está hundida de verse tanto tiempo sola en el hospital y tememos que le acabe afectando”. Quien habla es Camino Martínez Santos, en nombre propio y de sus hermanos. Su madre ingresó el 1 de noviembre con una obstrucción intestinal provocada por una hernia inguinal estrangulada. Cuatro días después, cuando lo que ingería lo devolvía, se la envió a casa. En vez de mejorar, la paciente empeoró y el 7 de noviembre tuvieron que operarla de urgencia de una peritonitis. “Después de haber pasado cuatro días en reanimación y sufrir dos taquicardias, la trasladaron a planta hospitalaria sin que el cardiólogo la hubiera examinado tal y como había solicitado el médico de Reanimación, que dicho sea de paso fue el único facultativo que contactó con nosotros para informarnos a diario del estado de mi madre”, relata Camino.

"De pena también se muere", lamenta esta asturiana haciendo hincapié en que sólo quiere "cinco minutos con mi madre".

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