Las empresas Quesos del Principado de Asturias (Crivencar) y Emilio Serrano ( Licores Los Serranos) han ganado el Premio Innovación en Empresas del sector alimentario, en la categoría de gastronomía y de bebidas, respectivamente, que ha convocado en su primera edición la Cátedra Caja Rural de Industrias y Procesos Agroalimentarios (Cátedra IPA) de la Universidad de Oviedo, con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA y el Instituto de Desarrollo Económico del Principado (IDEPA). 

En el caso de Crivencar, el jurado la hace merecedora del galardón “por su labor de innovación continuada durante estos últimos años en la promoción de productos tradicionales, con una combinación atractiva de gastronomía y cultura asturiana en sus diversas variedades, siendo un importante elemento de difusión de ambas”. 

De la destilería Los Serranos, asentada en Collera (Ribadesella), se destaca “su larga y continuada labor de innovación, que se ha concretado en este momento en la elaboración de aguardiente de sidra en mezcla con otros productos tradicionales, así como por los modelos de gestión y comercial que lo desarrolla”.

El jurado, que reunió este viernes, estuvo formado por Jaime Fernández, responsable del área de I+D+i empresarial del IDEPA; Javier Nievas, responsable de Medio Rural y Empresas Agroalimentarias de Caja Rural; Enrique Covián, director del área de Cooperación Empresa de la Universidad de Oviedo; y Ángeles Rivero, subdirectora general de LA NUEVA ESPAÑA. Mario Díaz, de la Cátedra Industrial y Procesos Agroalimentarios, ejerció de secretario.

César Suárez Junco, director gerente y fundador de Crivencar-Tierra Astur, mostró su orgullo por un galardón que, añadió, “es un auténtico honor. Es una distinción que nos tomamos como un reconocimiento a la larga carrera de 40 años en el mundo de la alimentación y más de treinta en el de la hostelería trabajando con los pequeños productores artesanales de la región y luchando por la supervivencia y recuperación de los productos y la cultura asturiana. Porque al final la gastronomía y los productos y productores artesanales son parte de lo que es a día de hoy Asturias”.

No pasa por alto el difícil momento que atraviesa el sector hostelero en plena pandemia, “sin duda uno de los días más duros en la historia del proyecto de Tierra Astur en sus tres décadas de historia. Nos enfrentamos a un segundo cierre obligado con el peso de la responsabilidad sobre nuestros hombros de volver a poner a funcionar los engranajes de esta máquina que da empleo a 450 familias en esta región”.

En los años 70 Crivencar nació en el Principado con la idea de servir los productos artesanales de los pueblos en las grandes ciudades. Entonces no era fácil encontrarlos en las urbes y, en muchos casos, eran desconocidos en Oviedo. La primera carnicería abrió en la calle Santa Susana. Crivencar despacha carnes de razas autóctonas, quesos artesanales de la región y diferentes productos amparados con las DOP, IGP y marcas de calidad de la región. Posteriormente, la empresa entró en el sector hostelero con Tierra Astur, un concepto “rompedor y avanzado a su época” que anidó en la mente de César Suárez Junco. “Las botellas de sidra, las traviesas de tren o los toneles de llagares pasan de ser elementos físicos destinados a un fin concreto, a convertirse en marco para degustar los mejores sabores de Asturias” en los restaurantes. La primera Tierra Astur abrió en la popular calle Gascona de Oviedo. Ahora tiene más negocios en Colloto (Siero), Avilés y Gijón.

Emilio Serrano, fundador junto a sus hermanos de la destilería que lleva el nombre del apellido familiar, muestra su satisfacción con el premio: “Es un gran honor que nos ha llenado de ilusión”. La firma echó a andar en 1960, pero en la familia había ya tradición por dos ramas distintas. El bisabuelo de Emilio Serrano por parte de madre ya elaboraba aguardiente de sidra, en San Martín de Collera en el año 1870. Además, su bisabuelo paterno fue el fundador de Anís La Asturiana, icónica compañía del Principado. “En 1947 hubo una separación familiar y nos independizamos”, relata el veterano empresario. En aquel momento crearon una marca de anís, que derivaría en el nacimiento de Licores Los Serranos en 1960. Una empresa que ha mantenido los valores, a la vez que sabido innovar, como reconoce la cátedra IPA, aplicando el conocimiento de seis generaciones de destiladores.

Emilio Serrano, en su destilería.

“Este carácter familiar es una firma irrenunciable para nosotros”, destaca Serrano, que añade otro factor esencial: “La calidad es nuestra seña de identidad, trabajar con los alambiques, a fuego lento y buscar la perfección a base de persistencia. Darle a los clientes lo que necesitan, no es suficiente. La calidad empieza más allá y no se improvisa”.

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A pesar de haber sido premiados en incontables ocasiones, Emilio Serrano no puede esconder su emoción al recibir el galardón. Siente el orgullo de mantener el legado familiar, “compartirlo con las nuevas generaciones” y, encima, en el lugar donde nació. “Yo soy de aquí, de Collera, como mi madre. Mi padre la conoció en Ribadesella”.

En el futuro, dice, solo les queda “seguir innovando, sin perder nunca la conciencia del lugar del que venimos”. Una pasión compartida con “hermanos, tíos y sobrinos”, que les ha valido para ser reconocidos con la primera edición de la cátedra IPA en el sector bebidas y, a buen seguro, para seguir cosechando menciones y premios a la excelencia.