A la atención del director de Cuidados, Humanización y Atención Sociosanitaria:

Partiendo de la situación actual de pandemia que estamos sufriendo y de la carga de trabajo de los profesionales sanitarios con jornadas maratonianas y una gran carga emocional, me dirijo a usted ante la preocupación e impotencia frente a situaciones que en la sanidad asturiana se están repitiendo cada vez más y que le competen a usted. Las profesiones sanitarias son las que tienen una nota de corte más alta para el ingreso en sus facultades y en especial en la de Medicina, donde se produce una competencia a todos los niveles. Se busca excelencia en el conocimiento, pero ¿dónde queda el cuidado, la empatía?

Personalmente creo que el enfoque que se ha dado al covid-19 ha sido erróneo desde el principio, pues esta situación no es una guerra, es una pandemia, no hay héroes, sino profesionales con gran carga de trabajo. No podemos fabricar pequeños dioses que decidan sin el control de la mirada del otro. El Sars-CoV-2 no lo justifica todo. Partiendo ya de la base de que tenga que existir una Dirección General de Humanización, cuando este concepto es intrínseco en el cuidado, en la actualidad se está fallando estrepitosamente y le digo por qué.

En el área VIII se ha producido en estos últimos días una tragedia personal como tantas otras. Una joven en 48 horas pierde a su padre y a su abuelo ingresados en el centro sanitario en plantas no-covid. Lo único que había pedido era poder despedirse y gracias al favor de una amiga por una videollamada le dijo adiós al abuelo y viviendo a 5 minutos del hospital. ¡Qué nos estamos perdiendo en este largo camino…!

Cuando el cuidado profesional abandona la empatía origina una deshumanización, pero unida a él es la base de una buena atención sanitaria.

Un cordial saludo.