Convertirse en una planta modélica en la reducción y valorización de residuos. Ese es el objetivo que ha conseguido la biofábrica de Ence Navia. Para ello, la empresa impulsa la transición desde un modelo productivo lineal tradicional a uno circular, lo que les permite reaprovechar sus subproductos e impulsar el cuidado del medio ambiente. Esta consigna les ha valido para ser una de las primeras compañías españolas en obtener el certificado “Residuo cero” de AENOR, otorgado a aquellas organizaciones que llevan a cabo una gestión más eficiente de sus residuos.

 

Este modelo circular aplicado por Ence se basa, fundamentalmente, en el aprovechamiento de recursos renovables como la madera, la biomasa y otras fuentes de energía limpias para elaborar bioproductos y energía renovable.  Como dato, cabe destacar que la biofábrica asturiana reaprovechó en 2019 la práctica totalidad de sus residuos.

 

La propia actividad de la biofábrica de Ence es un ejemplo de contribución a la citada economía circular: en todo el proceso de producción de la celulosa, la planta produce y opera con materiales renovables, de origen local y reciclables. Al mismo tiempo, genera energía eléctrica renovable a partir de la biomasa utilizando para ello la lignina, un componente de la madera que constituye un excelente biocombustible renovable y natural.

 

De este modo, los más de 6.000 puestos de trabajo vinculados a Ence Navia contribuyen también, con su labor diaria, a reducir la intensidad energética y la huella de carbono, así como a avanzar en el camino de la transición energética, hacia los objetivos de descarbonización marcados desde la Comisión Europea.

La buena labor de Ence también se ha visto reconocida desde el ámbito internacional, con la ecoetiqueta Nordic Swan, sello ecológico oficial de los gobiernos escandinavos.

Esta política no es exclusiva de la planta asturiana de Ence. La factoría pontevedresa de la compañía ya cuenta con el distintivo “Residuo cero” de AENOR. Asimismo, la firma trabaja ya para que la planta de Huelva, que el año pasado logró reutilizar el 98 por ciento de sus subproductos, obtenga también el certificado “Residuo cero”.

 

La apuesta de Ence no sólo tiene repercusión en la propia factoría. También la tiene en otros sectores como el agrícola o el forestal, al aprovechar algunos de los subproductos de sus actividades para generar energía y reducir así los impactos ambientales derivados de su eliminación incontrolada.