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Científicos asturianos descubren que en la mayor luna de Júpiter se dan las condiciones para la vida

Los químicos Fernando Izquierdo y José Manuel Recio demuestran que el dióxido de carbono puede salir de unas “jaulas” que forma el hielo, dando lugar a “ambientes habitables” en el satélite Ganímedes

Un satélite en la órbita de Júpiter.

Un estudio con sello asturiano ha descubierto que en la mayor luna de Júpiter, Ganímedes, se dan las condiciones necesarias para que haya vida. En concreto, los investigadores de la Universidad de Oviedo Fernando Izquierdo y José Manuel Recio han logrado demostrar que en los clatratos, una de las formas que toma el agua y en las que el hielo construye “jaulas”, el dióxido de carbono puede salir de esas “cárceles” y moverse libremente por el exterior. En el caso de Ganímedes, los químicos observaron que el dióxido de carbono sale y se mezcla con otros compuestos, dando lugar a “ambientes habitables”.  

Estos ambientes, aclaran los científicos del grupo de Química Teórica y Computacional de Materiales (QTCMAT), no son sinónimo de vida, sino que en ellos “puede haberla o no”, al existir todos los componentes necesarios. Es decir, agua, los elementos esenciales de las biomoléculas –carbono, nitrógeno, fósforo y azufre– y energía para que se produzca el metabolismo. En el estudio, publicado en la revista “ACS Earth and Space Chemistry”, también participa el Centro de Astrobiología INTA-CSIC de Madrid, a través de la investigadora Olga Prieto-Ballesteros

Los tres investigadores: Olga Prieto-Ballesteros, Fernando Izquierdo, José Manuel Recio

Los científicos analizaron los satélites de Júpiter porque en ellos se dan “las condiciones de presión y temperatura idóneas” para la formación de los clatratos. Y entre ellos, Ganímedes es el óptimo. Los asturianos realizaron, a través de ordenadores, cálculos mecanocuánticos de muy alta precisión en el hidrato de CO2, permitiendo analizar su comportamiento bajo presiones superiores a diez mil atmósferas a temperaturas criogénicas (por debajo de menos 100 ºC). Y lo que descubrieron es que el dióxido de carbono puede dejar de ser un “prisionero” y salir de las “cárceles” de los clatratos

José Manuel Recio, investigador principal del grupo de Química Teórica y Computacional de Materiales, lo explica con detalle. “El agua tiene muchas formas, y una de ellas son los clatratos, en los que el hielo forma jaulas o cárceles en las que se enclaustran las moléculas de gas. Las mayores cantidades de metano que hay en la Tierra están precisamente en clatratos. Pero nosotros estudiamos los de CO2 y lo que nos encontramos es que, a diferencia de otros clatratos, los de dióxido de carbono pueden salir y moverse fuera de las cárceles”. Recio continúa con la aclaración incorporando a Ganímedes, el satélite más grande de Júpiter: “El núcleo de Ganímedes es rocoso y en la primera capa junto al núcleo están los clatratos. La siguiente capa es un océano no helado con azufre. Y como el CO2 dijimos que puede salir de sus jaulas, se mezcla con los materiales de esta otra capa dando lugar a ambientes habitables”. 

El material descubierto, según señalan los autores del estudio, podría tener importantes consecuencias tanto a nivel geológico como astrobiológico, ya que permitiría a una fuente de carbono (el CO2) estar en contacto con agua líquida con sales disueltas a temperaturas alrededor de los cero grados, abriendo así las posibilidades de formación de vida en los océanos interiores de las lunas heladas de Júpiter. 

Una imagen de la investigación

El primer firmante de la investigación es el ovetense de 31 años Fernando Izquierdo. De hecho, el reciente descubrimiento forma parte de su tesis doctoral. Hace dos meses se mudó a Gotemburgo, en Suecia, donde realizará el postdoctorado en un grupo especializado en química prebiótica. Sobre el estudio que acaba de publicar dice que hubo mucho intercambio de información entre la Universidad de Oviedo y el CSIC. “En la institución académica recibí formación en procedimientos computacionales y en el centro del CSIC, en astrobiología”, concluye.

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