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El comercio agradece el cariño de los clientes en la reapertura, pero teme un tercer cierre

“Ha sido mejor que un día normal”, refieren los comerciantes, que aseguran estar al límite y confían aún en salvar la campaña navideña

Jimena Martínez escoge entre varios artículos de decoración navideña en una tienda gijonesa.

Esta información ha sido elaborada por A. VELASCO (Mieres) /M. Á. G. (Langreo) / C. LAMUÑO (Oviedo) / I. GARCÍA (Avilés) / J. M. REQUENA (Gijón) / T. CASCUDO (Vegadeo) / A. ILLESCAS (Pola de Siero).

“Ha sido un día más luminoso de lo que mostró la meteorología; de felicidad y esperanza”. Carmen Moreno, gerente de la Unión de Comerciantes del Principado, resume así la jornada de ayer, de reapertura del pequeño comercio. A su juicio, ha sido una oportunidad para volver a constatar que el público en general consideró el cierre del comercio como algo “injusto” y, por ello, cuenta Moreno, la clientela ha querido mostrar “el cariño”. Los comerciantes insisten en la necesidad de “una campaña de Navidad larga”, para evitar aglomeraciones. Magdalena Huelga, de la Federación Asturiana de Comercio, considera que fue una jornada tranquila y que los cierres perimetrales “se notan”. Con todo, las ventas correspondieron “a las de un día normal, de los de antes”. “Estar abiertos ya es un logro”, resalta Nacho del Río, con tienda en Oviedo. Con todo, los empresarios temen que una tercera ola conlleve otro cierre que dé la puntilla a muchos negocios.

José Yanes atiende a Ramón López en su tienda de Vegadeo.

También en Gijón el comercio minorista salió ayer del coma inducido de tres semanas: “La gente tiene ganas de salir a la calle y comprar”, explica Susana Vega, de una céntrica tienda de decoración que asegura que “nos beneficia que los centros comerciales estén cerrados”, aunque remarca que la venta en internet no fue alta porque “la gente prefiere el tú a tú”. No obstante, confía en salvar la campaña de Navidad. Jimena Martínez aprovechó para hacer precisamente compras navideñas. “Se nota que volvieron a abrir, Gijón tiene más vida”, sentencia, y refiere: “Con la hostelería cerrada, es el único plan que nos queda”. José Ramón Vázquez quiso “dar una vuelta y ver escaparates, que incitan a comprar: hay que echar una mano para reactivar el comercio”. José Arconada, al frente de una tienda de ropa y calzado deportivo, afirma que “no deja de entrar gente”.

La polesa Esther López vende a Avelino Pérez y Natalia Martínez.

Clementina Fernández regenta una tienda de moda en la calle San Bernardo de Avilés y abrió ayer su negocio con ilusión. “Tenía muchas ganas de abrir y más después de estar tres semanas en casa sin motivo, porque en los comercios no se transmite el virus, es por culpa de las personas, que son poco responsables”, apunta. Laura Blanco tiene otra tienda similar en la calle La Cámara. Afirma que el primer día tras el cierre del pequeño comercio ha sido “flojo”. “Veo la situación con nubarrones y un futuro muy negro para el comercio porque perdimos tres semanas muy importantes de cara a la campaña de Navidad”. Patricia Antuña, con tienda en la calle La Fruta, se ve “contenta, tener el negocio cerrado estas semanas se resume en una palabra: mal”. Carlos Rodríguez y María José Pérez fueron de sus primeros clientes. “Necesitaba unos pantalones vaqueros y decidimos esperar a que abrieran, mejor que comprarlos por internet”, señala Rodríguez.

Luz Pidal, ante su tienda de ropa en Cangas de Onís.

Roberto Ardura, propietario de una zapatería en Mieres, señaló que “la gente está demostrando un gran compromiso con el comercio de proximidad”. Se fija en los comercios recién inaugurados a los que ha pillado esta situación: “Me dan mucha pena, porque es gente que casi no cuenta con colchón, y si nosotros lo estamos pasando muy mal, si viniese un tercer cierre, muchos no volverán a levantar la persiana”. Ana González, propietaria de una tienda de moda, refiere que el segundo cierre ha sido “muy difícil, fue un momento muy complicado”. “Si hubiese un tercer cierre estaríamos en una situación crítica”, advierte.

“Esta mañana ha venido gente por la tienda, pero menos de lo habitual. Se nota mucho el cierre de la hostelería porque hay muy poco movimiento por las calles”. Así valora Carolina Martínez, dueña de una tienda de moda en La Felguera, sus primeras sensaciones. “El cierre fue un palo porque muchos comerciantes que conozco y yo misma prácticamente vivíamos al día por todo lo que llevamos encima. En mi caso tampoco tengo página web, así que no pude vender nada on line”. Martínez considera imprescindible “agilizar las ayudas”, espera que se contengan los contagios y que no haya nuevas clausuras para que su negocio pueda sobrevivir. “Hasta ahora tenía algo de colchón y no valoré el cierre definitivo, pero si no le doy salida a la mercancía que tengo para el invierno, no sé qué pasará”. Belén Núñez, que ayer acudió a la tienda de Martínez, cree que no estaba justificado el cierre: “Se puede controlar el aforo”.

Patricia Antuña, en su negocio de Avilés, se despide de Begoña Costa, que sale del comercio con bolsas.

“La gente está respondiendo y está yendo mejor que un día normal”, precisa el comerciante de Vegadeo José Yanes, que ayer no dejó de recibir clientes en su tienda de ropa. Es consciente de que la gente está siendo especialmente solidaria y quiere ayudar al comercio local tras las duras jornadas de cierre. Fue el caso del veigueño Ramón López, que a media mañana llegó a la tienda para comprar unos vaqueros: “Hay que intentar echar una mano. Es una tristeza ver las tiendas cerradas”. A juicio de Yanes, se cometió una injusticia con el cierre del pequeño comercio de las zonas rurales: “Esto no tiene nada que ver con una ciudad y hay que tratarlo como lo que es”. Pero en Vegadeo las cosas no volverán a la normalidad en cuanto a clientela hasta que se cancele el cierre perimetral del Principado. “Para nosotros el cliente gallego supone entre el cuarenta y el cincuenta por ciento de las ventas”, señala Yanes.

La reapertura de los pequeños comercios cayó de forma desigual ayer en Pola de Siero: algunos registraban colas, pero otros lamentaban la escasa afluencia. Esther López, de una céntrica tienda, despachaba unos calzoncillos para Avelino Pérez, ante la mirada atenta de su pareja, Natalia Martínez. “Estoy muy contenta, pero nerviosa como si hubiera empezado hoy. Se iban acumulando las facturas, el coste de la renta y todo se estaba complicando”, reconoce.

Belén Núñez, con una prenda en la tienda de moda de Carolina Martínez (a la derecha) en La Felguera.

Menos movimiento había en el establecimiento de regalos y complementos poleso regentado por Joana Zorita: “Tenía muchas ganas, nos hacía falta, pero la cosa está más tranquila de lo que esperaba". A pesar de ser miércoles, "un día habitualmente flojo", cruzaba los dedos porque la venta se animara.

Luz Pidal ha ido paliando las pérdidas a través de las redes sociales, sus mejores aliadas en las últimas semanas. La comerciante regenta una tienda de ropa en Cangas de Onís y participa del sentimiento general de alegría, aunque le pone ciertos matices. El primero, el cierre perimetral, que le quita a los clientes que los domingos llegan desde Oviedo o Gijón y, el segundo, la hostelería. Con los bares cerrados hay menos gente por las calles de Cangas y, eso, se traduce en una caja más ligera. Aunque el día de ayer haya sido “muy bueno”. Pero es consciente de que lo que queda de año no va a ser así. “Ojalá lo fuese”, reconoce.

Todos cruzan los dedos pensando en el mes que queda hasta navidades.

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