Cintillo 25N

La Fiscalía pide casi quince años de prisión para M. R. A., de 47 años, el hombre que, en febrero del año pasado, propinó quince cuchilladas a su expareja, la marroquí H. Z., en el bar que esta regentaba en la localidad de Lugones. A la mujer, que salvó la vida gracias a un repartidor y a la intervención de la Policía –sin olvidar a los médicos–, le quedaron importantes secuelas físicas y psicológicas por lo sucedido. El escrito de acusación provisional de la Fiscalía ya ha sido presentado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo.

El Ministerio Fiscal sostiene que el procesado –un hombre que había regresado a Lugones para vivir con su madre mayor, ahora fallecida, tras estar años fuera– inició en mayo de 2018 una relación de amistad con la víctima, que luego tomó carácter íntimo, sin convivencia. La mujer tenía a su cargo a sus dos hijos menores de edad, fruto de relaciones anteriores, y no deseaba que su nueva pareja viviera en el mismo domicilio. Esto, en principio, fue aceptado por el procesado, que confiaba en doblegar la voluntad de la mujer, utilizando para ello todo tipo de recursos, incluso adquiriendo un bar a nombre de ella para que lo explotase.

El procesado comenzó a mostrar una actitud obsesiva y controladora respecto a la mujer, a la que le espetaba expresiones tales como “si no eres para mí, no eres para nadie”, menospreciándola con insultos como “puta” y similares, en presencia de los clientes del bar, por quienes sentía unos celos exagerados. En esta situación, la mujer tomó la decisión de poner fin a la relación (ya lo había intentado otras veces) y así se lo hizo saber en las navidades de 2018.

El procesado, en un principio, respetó la decisión. Sin embargo, a finales de enero de 2019, comenzó a enviarle mensajes, instándole a retomar la relación. Tras ese contacto, mantuvieron relaciones íntimas y, a partir de ese momento, el procesado volvió a comportarse de un modo controlador, exigiéndole saber con quién y dónde estaba en cada momento, e insultándola.

El martes 5 de febrero de 2019, el procesado se presentó en el bar, en el que también se encontraban unos amigos de la mujer. Tras cerrar , estuvieron de copas. El procesado adoptó una actitud despreciativa, vigilando a la mujer en todo momento y llegando a llamarla “puta”. Ella hizo caso omiso, reaccionando con total indiferencia e ignorándole a partir de ese momento, sin contestar luego a ningún mensaje o llamada.

A la mañana siguiente, sobre las once, después de que la mujer abriese el bar, el procesado se presentó en el local, iniciando una discusión. Cuando ella accedía al almacén, de forma repentina y sorpresiva, el hombre clavó un cuchillo a la mujer por la espalda, sin que pudiera defenderse. La acuchilló, al menos, en 15 ocasiones, la más grave en la parte cervical media-derecha horizontal, que le produjo un desgarro longitudinal en la yugular que afectó a estructuras vitales, si bien la muerte no se produjo dada la rápida y eficaz intervención de las personas que acudieron en su auxilio y de los servicios médicos.

El tiempo total de curación fue de 343 días y le quedaron varias secuelas, entre ellas, parálisis de cuerda vocal derecha con ligera disfonía aérea y disfagia para líquidos; zona de anestesia en la mandíbula inferior izquierda y parálisis del nervio marginal derecho facial; deformidad labio inferior; limitación de movimientos de extensión y lateralización derecha del cuello; estrés postraumático y numerosas cicatrices, algunas en la cara y el cuello, muy visibles.