La borrasca "Ernest" ha hecho que Asturias amanezca aterida de frío este martes 8 de diciembre, día de la Inmaculada. La nieve caída durante la noche ha obligado a cerrar al tráfico el puerto de San Isidro -que ya tuvo que cerrar ayer-. Además, los camiones tampoco pueden circular por el puerto de Pajares (N-630) y los turismos deben hacerlo con cadenas. La carretera de los Lagos, la de Tuiza-La Cubilla y la de Sotres también están completamente cerradas. Por lo demás, son necesarias las cadenas para circular por 17 puertos y obligatorias también en 9 carreteras del Principado.
En el puerto Leitariegos (Cangas del Narcea) se ha registrado la temperatura más baja en lo que va del día, 2,8 grados bajo cero, seguida de la de Pajares, 2,7 bajo cero. La máxima ha sido de 11 grados, en el entorno del Cabo Peñas.
Los cielos cubiertos dominan toda Asturias, en la que a mediodía parece más bien que está cayendo la tarde. Cangas de Onís, por ejemplo, afronta una mañana casi en penumbra y se ha mantenido el alumbrado público hasta bien avanzado el día, al igual que las luces de Navidad. Una curiosa anécdota a estas alturas de la temporada otoñal, con 6 grados de temperatura, y que no pasó nada desapercibida entre los escasos y madrugadores viandantes en esa jornada festiva.
Nuevo argayo en el Suroccidente
Un desprendimiento de grandes dimensiones corta la carretera que une Cangas del Narcea con Ibias en el kilómetro 41, en las proximidades del pueblo cangues de Yema. El argayo cubre por completo la calzada de la As-29 y afecta a la carretera municipal que pasa por encima y que lleva a varios pueblos con final en Abanceña. Buena parte de la calzada de la pista municipal se ha derrumbado impidiendo la circulación de los vehículos tb por esa vía. Otro argayo, esta vez en San Martín del Rey Aurelio, mantiene cortada la carretera de la Bobia.
Desprendimiento en Candamo
Las intensas lluvias han causado un enorme desprendimiento en un tramo de la AS-237 a su paso por Candamo. El corrimiento de tierras se produjo esta mañana temprano y ha dejado inutilizado el carril de bajada de Llamero a Grullos, donde el terreno ha cedido hundiendo la vía y arrastrando una enorme lengua de barro por las fincas colindantes.
