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Resignación y cabreo en el sector: “Los locales pequeños no vamos a poder abrir”

Los hosteleros creen que las restricciones apenas les permitirán hacer caja ante la inminencia de la Navidad y se temen otro cierre en enero

Ernesto Zallas recoge mercancía en su local de Gijón.

Los hosteleros asturianos tiraron anoche de metro para establecer cuántas mesas cabrán en sus locales cumpliendo la exigencia de dos metros de separación. Las condiciones del Principado para poder abrir el próximo lunes han caído como un jarro de agua fría, en especial en los locales pequeños. Con todo, hay quienes afrontan con resignación un futuro sombrío que, saben, dejará a muchos negocios en el camino.

Tamara Sierra, en una confitería de La Felguera.

María del Val regenta desde el pasado mes de enero un bar en la calle de La Ferrería de Avilés. “Tengo un cabreo… y el sector está que arde”, critica la hostelera nada más conocer las medidas para la reapertura de los negocios anunciada por el Principado. “¿En mesas de cuatro y a dos metros? Es absurdo abrir así, tengo un local con 28 metros cuadrados”, señaló la hostelera, que esperaba una apertura inminente. “Estaremos metidos ya casi en Nochebuena. Estas restricciones no ayudan para nada. En mi local tengo tres mesas de terraza”, añadió. Se teme que en enero vuelvan a cerrar los negocios.

El ovetense Rufino Alonso, en su local.

En Oviedo, Rufino Alonso, que regenta dos locales en la Avenida de Galicia, espera para volver a abrir las puertas y volver a trabajar de verdad, de lo suyo. El hostelero ovetense quiso adaptar uno de sus locales, dedicado principalmente a las copas, al servicio de comidas, por ir de la mano de los tiempos y al otro quiso “cambiarle la cara”. Entre las reformas que acometió estuvo la mejora de “la terraza”. Abrir el próximo lunes supone perder la facturación del fin de semana, otro más, pero lo celebra. No hay desilusión si faltaba confianza, solo “resignación”. “Solo queremos que nos dejen trabajar, cuanto antes mejor”, sentencia. Para ello, hará lo que sea: “Si me dicen que tengo que pintar la terraza de rosa para poder abrir, yo la pinto”.

Manuel Ampudia, dueño de un local gijonés especializado en tortillas, jugaba ayer con el eslogan de un cartel de su propio negocio: “Hay que echarle huevos para abrir así”. En la imagen, Ampudia, a la derecha, acompañado de su hijo Antonio y David de la Vega. | Á. G. /

Con “sentimientos encontrados” recibió Ernesto Zallas, propietario del establecimiento hostelero “Sia Kará” de Gijón, la noticia de la reapertura del sector. “Con las restricciones de aforo que nos impondrán, va a ser complicadísimo”, explica el hostelero, al frente de un pequeño local en la gijonesa ruta de los vinos. “En esta zona, con bares tan pequeños, si nos recortan el aforo no nos da ni para pagar la renta”, enfatiza. No obstante, deja claro que abrirá cuando le dejen y en las condiciones que sean: “Siempre será algo mejor que estar en casa”. Para Zallas, como para muchos otros, “la situación es complicadísima”. “No recibí ni una sola ayuda, pese a solicitarlas todas, desde el primer confinamiento”, dice.

La hostelera avilesina María del Val.

Por su parte, los cinco hosteleros del encierro de San Pedro se mantendrán instalados en la parroquia mayor gijonesa. Ayer, la plataforma Asturias Suma, la que impulsa el encierro, emitió un comunicado en el que criticó la decisión del Gobierno regional. “Ni aceptamos continuar cerrados, admitiendo sin hacer caso a los datos que somos culpables, ni aceptamos abrir con restricciones incoherentes a esos datos anteriormente citados”, apunta el texto.

Albert Ojeda es propietario de una confitería en La Felguera. Ha podido sortear parcialmente el último cierre de la hostelería en la región vendiendo pasteles y cafés para llevar, pero no ve nada claro poder volver a atender clientes en las mesas de su negocio si debe ajustarse a las limitaciones anunciadas ayer por el Principado. “De aquí al día 14 tendré que valorarlo con detenimiento, pero yo ahora mismo no lo veo. Y me imagino que muchos compañeros pensarán lo mismo. El que tiene un negocio grande, con cincuenta mesas o así, quizá pueda poner veinte o treinta y todavía le puede cundir algo, pero el que tenga un negocio pequeño...”, indica este hostelero langreano. Y añade: “En el interior del local hay habitualmente siete mesas y no sé las que podría poner porque tengo que cumplir también la distancia al mostrador. En la terraza hay tres mesas, ¿pongo una? Y encima en invierno es muy difícil que alguien se te siente”.

Para el propietario de Albert Café, “por lo menos tendría que ser un 50 por ciento del aforo y poder utilizar la barra cumpliendo los criterios de seguridad. El que hace las leyes no es hostelero o no tiene un negocio porque, si no, lo entendería de otra manera”. En una línea similar se expresó Tamara Sierra, camarera del establecimiento: “Los locales pequeños lo van a tener muy complicado con estas limitaciones y no sé cuántos van a poder abrir. Al menos nosotros podemos seguir vendiendo para llevar”.

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